Cómo conseguir una piel radiante y luminosa (según tu tipo de piel) con una rutina muy sencilla que quita años

Limpiarse la cara parece un gesto sin demasiada ciencia… pero la tiene. Como explica la facialista Biri Murias, hay un cosmético para cada necesidad: “Las pieles secas demandan mayor hidratación, por lo que deberían evitar productos con ingredientes astringentes y optar por fórmulas oleosas o leches limpiadoras. En el caso de las pieles sensibles, han de elegir productos suaves para no alterar el pH. Y en las mixtas o grasas, están muy recomendadas las texturas en gel o espuma”.

La prueba del algodón

También hay que tener en cuenta si vas maquillada: en ese caso, según esta especialista, hay que realizar una doble limpieza. En la primera fase se eliminará el producto y, de paso, la suciedad generada por la polución con un producto con base grasa específico para desmaquillar. Seguidamente, se aplicará una leche limpiadora adecuada a nuestro tipo de piel para no desequilibrarla y se concluirá con un tónico. ¿El resultado? “Un cutis perfectamente limpio y permeable para que todos los productos de tratamiento que pongamos después resulten más efectivos”.

Lo malo es que, a veces, la pereza nos puede. Pero saltarse la limpieza pasa factura. “Limpiarse la piel previene el envejecimiento prematuro y la aparición de otros problemas como manchas, puntos negros o acné. Es necesario hacerlo dos veces al día, mañana y noche”, apunta Paz Torralba, directora de The Beauty Concept.

¿Y si cogemos un atajo? Ella no lo aconseja: “Los jabones deshidratan mucho la piel; las toallitas desmaquillantes irritan y no arrastran todos los residuos; y el agua micelar solo debe usarse como apoyo, pues no aporta una limpieza eficaz por sí sola. Y algo más, para secar la piel se debe utilizar una toalla que no compartamos con nadie y nunca hay que arrastrarla por la superficie, sino realizar pequeñas presiones”, concluye Torralba.

Los productos imprescindibles





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