“Menos es más y, a medida que envejeces, lo mejor es llevar un maquillaje muy ligero”. Poseedora de una belleza que no sabe de edades, Catherine Deneuve resumía en una entrevista a Into the Gloss la piedra angular del maquillaje rejuvenecedor. Una revelación aprendida tras más de cinco décadas ante una cámara y que resume la filosofía de los grandes maquilladores profesionales: uno de los errores más extendidos cuando cumplimos años es intentar tapar las arrugas con el fondo de maquillaje, con un efecto contraproducente. “Lo que hace el exceso de producto es acentuar las arrugas. Lo que deberíamos hacer es corregir el tono de piel y las manchas, pero no intentar camuflar las líneas de expresión”, nos cuenta Junior Cedeño, maquillador internacional de Dior. Por sus manos ha pasado precisamente la gran dama del cine francés en acontecimientos tan importantes como el Festival de Cannes, donde también ha embellecido a leyendas como Claudia Cardinale, Glenn Close o Marisa Paredes, entre muchas otras. Así que de pieles maduras y bonitas, sabe mucho. “Yo tengo un dicho: no es una piel madura sino una piel con juventud acumulada cuando conserva la luminosidad y la tersura, y no reniega de sus líneas de expresión”, añade Junior. A partir de cierta edad, dice, las mujeres se ponen años abusando de la base de maquillaje intentando tapar lo que no deben. Vamos, que las arrugas nunca fueron el problema.
La fórmula del 50% para parecer más joven
Una de las técnicas de Cedeño para conseguir un maquillaje más ligero y más rejuvenecedor consiste en mezclar la base con un iluminador o primer líquido. “Para aligerar la textura de un fondo de maquillaje podemos aplicar la regla del 50%: una gota de base por una gota de primer; si se necesita un poco más de cobertura, la proporción es de dos gotitas de maquillaje por una del primer. Lo ideal es ponerlas en el reverso de la mano y mezclarlas bien con una brocha, y después aplicarlas siempre desde el centro del rostro hacia el exterior”, explica, donde se difumina en los contornos. Esta dirección es importante porque, como argumenta Junior, “en el centro del rostro se concentra la gran mayoría de imperfecciones. Además, de esta forma no llegamos con una capa tan densa al contorno”, evitando así que la base esté excesivamente cargada de producto y marque las arrugas.
“Me gusta emplear esta misma técnica con el colorete, para aligerar la textura. A medida que las pieles acumulan juventud la idea es que el resultado no se vea muy empolvado, ya que esto marca las líneas de expresión y las arrugas, y al mezclar el primer con una textura en polvo consigues un efecto semi-crema mucho más fundente y ligero, y que no deja una sensación de maquillaje recargado sino al contrario, muy fresco”, añade.
La receta del 50%.
Cómo elegir el tono adecuado
¿Qué hacemos todas cuando vamos a comprar una base? Probarla sobre la piel de la mano, ¿verdad? Pues he aquí otro de los errores más clásicos, un gesto responsable de que no acertemos con el tono preciso y que puede echarnos años encima, sobre todo si lo elegimos más oscuro del que nos corresponde. “A la hora de elegir un fondo lo ideal es probarlo en la zona de la mandíbula. Esto es así porque tiene un tono más parecido al cuello y al escote, por lo que nos aseguramos que al aplicarlo no quedará como una máscara”, explica Junior.
Pero en el color no debería acabar la decisión sobre un fondo u otro cuando hablamos de conseguir un efecto piel joven: la textura es igualmente importante para que la base se funda con la piel y no deje la sensación de maquillaje cargado. “Irá en función del tipo de piel: si es más seca se puede optar por una más hidratante; si es mixta o ligeramente grasa, es mejor ajustarse a una textura ultraligera”, concluye Junior.
En imágenes
Se vende uno por minuto en el mundo: 10 cosméticos que vuelan de los estantes
Fuente: Leer Artículo Completo