La sociedad actual se preocupa, cada vez más, con el estado y la salud de su cuerpo. Mantener hábitos saludables basados en deporte y buena alimentación se han convertido en dos aspectos básicos en nuestro día a día, así como analizar el estado de nuestro aspecto físico y mantenerlo sano y, por qué no decirlo, atractivo. En este sentido, la piel y el cabello podrían ser nuestras mayores preocupaciones o, al menos, las partes de nuestro físico en las que más tiempo invertimos cuidando. Saber si tienes la piel grasa o mixta, si posees tendencia acneica o estás apunto de ver nacer tus primeras arrugas, si eres propensa a tener manchas en la piel, rojeces o eccemas, es algo se ha convertido en algo habitual.
Es decir, conocemos casi a la perfección nuestros problemas y tendencias cutáneas e intentamos satisfacer sus necesidades: probamos decenas de productos para encontrar cuál funciona mejor, nos sometemos a tratamientos eventuales, aceptamos todo tipo de consejos y leemos cientos de artículos sobre curiosidades y tendencias. Pero, ¿y si la solución estuviese en el interior? La relación de causa-efecto entre alimentación y piel ha estado siempre rodeada de teorías y rumores y, aunque la influencia de los alimentos en el estado de la piel es algo de conocimiento generalizado, sigue habiendo un debate abierto sobre qué perjudica y qué beneficia a la apariencia de la piel, especialmente cuando hablamos de envejecimiento. ¿Qué es mejor para mantener una piel joven? ¿Cuáles son los llamados alimentos antioxidantes? ¿Puede la alimentación afectar tanto o más que la cosmética en el estado de la piel?
Para empezar a hablar de los efectos que nuestra alimentación puede provocar en el estado de la piel hay que diferenciar entre dos conceptos fundamentales: alimentación y nutrición. La doctora Josefina Royo de la Torre, del Instituto Médico Láser, incide en este aspecto: «El estado de salud de un individuo depende, en parte, de la calidad nutritiva aportada a las células constituyentes de sus tejidos, haciéndose válido el axioma universal «somos lo que comemos». La mejora de dicha calidad nutritiva depende, a su vez, de la calidad de nuestra alimentación«.
Sabiendo, así, la influencia de una buena alimentación en el aspecto cutáneo, la dermatóloga hace especial hincapié en una serie de medidas higiénico dietéticas entre las que no solo destaca la alimentación, sino el deporte, la hidratación o la eliminación de malos hábitos de nuestra rutina diaria. «La vida sana es fundamental, dormir suficiente, beber más de dos litros y medio de agua al día, evitar los alimentos ricos en grasas animales y sal, no abusar de los azúcares, procurar realizar una dieta rica en legumbres, frutas y verduras». Añade, además, otros factores importantes a tener en cuenta como el estrés, que produce vasoconstricción en la dermis y la envejece; el tabaco, el alcohol o la protección de la piel en la exposición solar.
Teniendo en cuenta estos aspectos, la alimentación sigue siendo el factor más importante a tener en cuenta para lucir una piel nutrida, joven y libre de grasas. «La alimentación es un factor decisivo, existen algunos alimentos como la papaya, el tomate, la manzana, las fresas y todas las frutas rojasque se componen de sustancias antioxidantes y licopeno con un gran potencial antiageing. Las uvas y una copita de vino tinto diaría por su alto contenido en trans-resveratrol, potente antioxidante también puede tener efecto positivo», nos cuenta la doctora Royo de la Torre.
Alimentos anti-aging
O ese maravilloso mundo de los antioxidantes que todavía no logramos entender. Los antioxidantes son nutrientes presentes en algunos alimentos que protegen las membranas de las células evitando que estas se oxiden y, por tanto, previenen el envejecimiento de la piel. El poder antioxidante es propio de vitaminas, minerales y otros tipos de nutrientes y, aunque la lista (teniendo en cuenta que en cada grupo de vitaminas hay numerosos desgloses) podría ser casi infinita, estos serían los alimentos y sus propiedades que mejor actúan contra el envejecimiento prematuro de la piel, según nos indica la doctora Royo de la Torre:
Vitaminas
Las vitaminas A (hígado, verduras de hojas verdes, plátanos, pescado azul…) y C ( frutos rojos, pimiento rojo, perejil, kiwi, brócoli) tienen poder antioxidante y ayudan a la formación de colágeno. Sin embargo, el mayor antioxidante en este grupo es la vitamina E, presente en alimentos como las semillas de girasol, aceite de oliva, avellanas, brócoli, acelgas, espinacas, pistachos, aguacate.
Minerales
Según nos cuenta la dermatóloga experta, el selenio (germen de trigo, hígado, atún, marisco, semillas de girasol, lentejas, frutas y verduras), el zinc ( Ostras, carne roja, hígado, cacao, cacahuetes, semillas de calabaza) y el hierro (berberechos, hígado, carne roja, tomillo seco, salvado de trigo, semillas de sésamo, legumbres, levadura de cervez) son los minerales con mayor poder antioxidante.
Ácidos grasos insaturados
Las grasas saludables vuelven a salir a la mesa, pese al rechazo por parte de la sociedad, que tiende a eliminarlas de la dieta sin conocer sus beneficios. Según explica la doctora Josefina Royo de la Torre, «los ácidos grasos insaturadossuministran nutrientes imprescindibles para mantener una piel tersa y bien estructurada. Tienen propiedades antioxidantes, retrasan el envejecimiento de las células y regulan la seborrea». Son ricos en ácidos grasos insaturados alimentos como el pescado azul, aceite de oliva, lino y soja, nueces, almendras, huevos y aguacates.
Lo que no debes tomar
Por supuesto, al igual que existen alimentos y nutrientes que favorecen el colágeno y la elasticidad de la piel para que esta luzca joven y radiante, los hay que provocan el efecto contrario, bien por la obstrucción de los poros y el bloqueo de las células como la rápida deshidratación que provocan en nuestro cuerpo.La lista de alimentos «prohibidos» es conocida por un alto porcentaje de la población; pero no solo aceleras el envejecimiento sino que pueden provocar una serie de problemas cutáneos como exceso de grasa, rojeces o dermatitis. En este grupo destacaríamos, sobre todo, el alcohol, las grasas saturadas, carbohidratos, azúcares y endulzantes artificiales, así como el exceso de sal, carne roja, o embutidos.
Un mejor aspecto de la piel es posible y, tal y como dice la doctora, una buena alimentación, que mantenga nuestra piel (y el resto del organismo) nutrida, es crucial para lucir un aspecto joven. Y es que, el mejor cuidado se hace siempre desde el interior.
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