La Anorexia Nerviosa es un trastorno mental caracterizado por un perfeccionismo extremo que se manifiesta y centra alrededor de la ingesta de alimentos y la imagen corporal, llevando a la paciente a unos límites de restricción obsesiva, con un profundo miedo a la pérdida de su control enfocado en mantener un peso por debajo del normal.
Así es como definen la anorexia nerviosa desde la Asociación en Defensa de la Atención para la Anorexia Nerviosa y la Bulimia, trastornos de la conducta alimenticia y cuyos problemas de salud son visibilizados especialmente en días como hoy, el Día Mundial por la Acción de los Trastornos de la Conducta Alimentaria.
Montse Sánchez, psicóloga clínica con más de 25 años de experiencia en este campo, amplia la definición anterior y explica el origen de los TCA: «Se trata de trastornos emocionales que responden a una causa multifactorial y en los que intervienen aspectos de vulnerabilidad o de predisposición personal, familiares, biológicos y sociales. Igualmente, también hay aspectos que influyen en que el TCA persista en sí mismo. Por un lado están los factores precipitantes (acontecimientos adversos, realización de dietas) y, por el otro, los factores de mantenimiento, cuyo origen está en la propia enfermedad y en la respuesta que da el entorno social a ella».
Montse Sánchez, quien es también la fundadora de una plataforma digital que ayuda a superar los TCA, subraya que un aspecto social que puede influir también en el desarrollo de un trastorno alimenticio es «la presión social que existe por desear un estética de delgadez y la posterior internalización de dicha delgadez».
La adolescencia: la etapa más proclive para un TCA
Desde el propio ámbito de la psicología, Monste Sánchez subraya que no debe confundirse un TCA con una simple obsesión por la imagen. La principal diferencia entre ambos casos es que en un TCA detrás siempre hay un componente emocional importante.
De hecho, una de las etapas donde es más frecuente ver cómo se origina un TCA es la adolescencia debido a que, es en esta etapa cuando comienza a construirse todo el sistema de valores de una persona: «Es una etapa compleja. Por un lado, a nivel biológico el cerebro aún no ha alcanzado la madurez y, por el otro, los cambios hormonales ponen en jaque una movilización emocional que muchas veces es difícil de manejar. Si además tenemos en cuenta que en las chicas la transformación del cuerpo es muy rápida, es común que aparezcan dificultades de aceptación y todo lo que ello conlleva», explica la psicóloga.
Junto a los factores sociales mencionados anteriormente, Monste Sánchez apunta que también influye y mucho el contexto familiar: «Una historia de TCA en la madre, casos de conflictividad familiar, abuso de dietas en la familia o problemas psiquiátricos son algunos de los aspectos que pueden influir».
En términos generales y según concluye la propia psicóloga, «el 40% de los pacientes con un TCA llega a superarlo, mientras que el 30% aprende a controlar los síntomas y un 25% restante sufre una cronificación de la enfermedad.
Vía: Women’s Health ES
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