Tu piel continúa teniendo acné. Crees haber hecho todo lo posible por curarlo y para que desaparezca pero por muchos métodos que has intentado, todavía persiste y se localiza en tu cara, en tu espalda, en el cuello y en una gran cantidad de zonas de tu cuerpo.
Pero, ¿estás segura de haberlo intentado todo? ¿conoces todas las razones por las que aparece el acné? ¿no entiendes por qué sigues teniéndolo? Puede que a pesar de haber probado todos los productos dermatológicos que tu médico te ha recetado, estés haciéndolo mal. El acné puede aparecer por una multitud de causas y procedimientos que llevas a cabo en tu día a día y no te estás dando cuenta.
1.Limpieza de toallas y almohadas
Desde que te despiertas hasta incluso cuando duermes: la suciedad, la grasa y la mugre se acumulan en tu piel. También el maquillaje. Si además no te lavas la cara o la limpias adecuadamente antes de dormir, toda esta acumulación de suciedad se transfiere a la funda de tu almohada y, de nuevo, a tu cara, lo que provoca inflamación de la misma y brotes de acné. Lo mismo sucede con tus toallas: lávalas con frecuencia y si te frotas la cara con una, no vuelvas a usarla sin que haya pasado antes por la lavadora.
2.Uso de mascarillas
Las mascarillas están siendo las peores enemigas de nuestra piel, pero tenemos que llevarlas para evitar males mayores de salud. Y como no tenemos más opción, lo único que podemos hacer es cambiarla con frecuencia y escoger las adecuadas.
La barbilla, la mandíbula, el cuello o las mejillas se ven notablemente afectadas con el maskné, más aún cuando las mascarillas que usamos son de tela ya que su transpirabilidad es menor.
Bajo las mismas se acumula aceite, bacterias, sudor y humedad por lo que lo recomendable es tener varias para ir intercambiándolas y, siempre, lavarse la cara tras su uso.
3.Horas de sueño
Mientras duermes, tu cuerpo se resetea y el nivel de cortisol del mismo disminuye. Si en cambio, no duermes lo suficiente, el cortisol puede encontrarse demasiado elevado y, como consecuencia, desencadenar brotes de acné.
Busca métodos que te ayuden a conciliar el sueño, desconecta de la tecnología y dale a tu cuerpo el descanso mínimo que merece.
4.Exfoliar la piel
Ni mucho ni poco. La exfoliación de la piel puede ser tan aliada como enemiga. Si frotas mucho tu piel, sea con toallita, con limpiadores o cepillos y diferentes exfoliantes, tus brotes van a empeorar.
Buscamos arreglar la barrera protectora de la piel y alejarla de las bacterias, no causar más estragos sobre la misma. Por eso debes lavar y exfoliar tu cara, pero con los ingredientes adecuados como el ácido láctico y el glicólico. Nunca lo hagas más de dos veces por semana.
5.Los productos para el pelo influyen en tu piel
Pocas veces usamos los productos idóneos para el cuidado de nuestra piel. De hecho, en numerosas ocasiones empleamos humectantes y sulfatos que obstruyen nuestros poros consiguiendo el efecto contrario al que buscamos. Lo que seguro que no te imaginas es que incluso los productos que usas para el cuidado de tu cabello, como el acondicionador, la mascarilla o el champú también pueden filtrar sobre tu cuerpo estos ingredientes si los contienen y obstruir así tus poros provocando acné en el pecho, en la espalda o en el cuero cabelludo.
Ten cuidado a la hora de lavártelo, intenta que caiga solo sobre tu cabeza y apuesta con productos sin sulfatos.
6.El deporte
Seguro que lo has pensado. Mientras y después de hacer ejercicio tu cara está colorada y los brotes de acné son más frecuentes. Más aún si no te lavas la cara de inmediato ya que acumula sudor, suciedad y bacterias y obstruye tu piel.
Puedes lavarte la cara antes y después de hacer ejercicio. Así primero eliminarás todo resto de maquillaje o suciedad acumulada y, después, el sudor.
7.El detergente de ropa
Algunos detergentes pueden tener ingredientes demasiado agresivos para la piel. Al lavar tus prendas y tus toallas con detergentes que contienen este tipo de ingredientes puedes estar provocando más acné sin darte cuenta por lo que, para evitar esto, debes comprar detergentes sin fragancia y sin colorantes. Y si puedes, mejor aún, detergentes que te aconseje tu dermatólogo para tratar pieles sensibles.
8.Tomar el sol
Tomar el sol es peligroso para tu piel. La protección solar se debe aplicar siempre -SPF 30 es lo ideal- tanto en lugares cerrados como en abiertos, pero si además de hacerlo notas que tu piel se irrita con mayor frecuencia tras tus jornadas de bronceado, compra protectores solares naturales, ya que al tener menos químicos resecan menos la piel y provocan menos grasa. Y nunca, nunca vayas a rayos UVA.
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