Desde hace seis ediciones, ha habido un elemento inalterable en la isla de ‘Supervivientes’: su presentadora desde Honduras, la que hace de enlace con el plató en Madrid, Lara Álvarez. Así que, si alguien está capacitada para pasarse al otro lado y competir con los concursantes en alguna de las pruebas que el ‘reality’ les prepara casa semana, esa es ella. Con el añadido de que la asturiana hay una cosa que no descuida: su estado de forma.
Y lo ha hecho. Lara se convirtió, por un rato, el superviviente. Dejó a un lado ese papel de presentadora que se ha ganado con su duro trabajo y el sudor de su frente, y se dedicó a sudar de una manera más literal. No fue la única, porque junto a ella se encontraba la redactora que se encarga de recrear las pruebas a los concursantes, Sara, y dos trabajadoras más del espacio.
Álvarez saludaba: «Bienvenidos un día más a la prueba de emparedados, pero está vez participaremos nosotras«. El público subía la intensidad de su interés. ¿En serio iban a ponerse ellas a aguantar y a poner a prueba la fuerza de su abdomen? Efectivamente. Así lo hicieron.
Era Sara, conocedora de todos los secretos de la prueba, quien explicaba: «Es muy importante encontrar una buena postura al inicio de la prueba y, a partir de ahí, es fuerza de piernas y de abdomen«. Las cuatro se ponían en posición y, poco después, se convertía en un mano a mano entre Lara y Sara. Era esta última la que ganaba.
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