Te enseñamos a hacerte el masaje facial con el que rejuvenecen las famosas

¿Sabías que en el rostro y en el cuello tenemos un total de 59 músculos? «Un buen masaje facial no solo activa la circulación sanguínea, sino que también incrementa el oxígeno que necesitan las células, libera presión en la mandíbula y las sienes, despierta la mirada y esculpe los pómulos «, aseguran desde Lancôme. Después de dártelo tu cara estará más luminosa, tendrá mejor tono, estará más firme y lista para cualquier videollamada, sin necesidad de que le apliques nada de maquillaje. De hecho, este es el truco preferido de Eugenia Silva para tener una piel lisa y sin arrugas.

Al igual que ocurre con una clase de yoga (o de cualquier otro deporte) un masaje facial también comienza con un pequeño calentamiento, que consiste en lavarte tanto las manos como la cara y aplicar un sérum oleoso o un aceite facial, para permitir que tus dedos se deslicen sobre la piel sin irritarla. Comienza con los nudillos, en un movimiento hacia arriba y hacia fuera; después pellizca y retuerce ligeramente la piel con los dedos pulgar e índice, trabajando desde la barbilla hacia arriba, y desde dentro del rostro hacia fuera. De esta manera despertarás los músculos y y sentirás que tu piel coge temperatura (esto es sinónimo de que la circulación se está activando).

Después llega el momento de localizar qué músculos faciales son los que tienen más tensión. Lo más probable es que la concentres en la mandíbula, así que coge tu dedo anular y el pulgar y colócalos a modo de garra y ejerce una fuerza firme con ellos en la línea de la mandíbula, desde la barbilla hasta las orejas; incide en las zonas que veas que están más cargadas. Este gesto también ayuda a levantar los músculos y a activar la función linfática.

Después llega el momento de estirar y drenar, que puede hacer directamente con los dedos o ayudándote de un gua sha o de un rodillo. Si prefieres usar tus propias manos, apoya los dedos índice y corazón bajo los pómulos mientras presionas y levantas ligeramente. Mantén la elevación unos segundos y repite el gesto desplazando los dedos y siguiendo el recorrido del hueso que sostiene las mejillas, hasta llegar a las sienes. Después puedes pasar a trabajar la zona de la boca, recorriendo con la lengua la parte interior de los labios tres veces e una dirección y otras tres en la dirección contraria.

Para drenar la zona del contorno de los ojos, donde se suelen acumular líquidos que forman bolsas, coloca tu dedo índice en el rabillo del ojo para abrirlo ligeramente y desliza el índice de la otra mano desde el lagrimal hacia la zona del crecimiento del cabello; repite el movimiento tres veces. Y para abrir la mirada, coloca las palmas de las manos en las sienes y presiona hacia atrás para estirar el área de los ojos, aguanta unos segundos, y repite el gesto tres veces.

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