Sucedió el 12 de febrero. En medio de un concierto de su gira conjunta con Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabinase cayó del escenario. Minutos después, reaparecía ante el público, en una silla de ruedas empujada por su compañero y amigo, para informar que se suspendía el concierto porque se iba directo al hospital.
Al día siguiente, era intervenido de un derrame cerebral. Serrat, durante este tiempo, ha hablado de lo complicado que fue el momento y de lo mal que lo ha pasado hasta que ha visto a Joaquín, de nuevo, recuperado. Algo que también pudimos comprobar el resto este fin de semana, puesto que el cantante reaparecía ante las cámaras de televisión.
Desde su casa, entraba por videollamada en ‘Lo de Évole’ para someterse a una entrevista en la que hablaba del miedo y las incertidumbres que se le agolpan en la cabeza por culpa de la crisis del coronavirus. Una situación en la que, si bien no ve a la soledad como el enemigo, sí que está sufriendo por la imposibilidad de abrazar a familiares y amigos cuando a uno le apetece.
«A mí me están quitando todas las cosas que realmente me gustaban. He sido el tipo más callejero y más noctámbulo y eso de que no se pueda abrazar a los amigos, a mis amigas, a mis hijas…», reflexionaba ante Jordi Évole.
Aunque, la mejor de las respuestas que daba al presentador era la ofrecida ante la pregunta de si tiene miedo a morir, usando una frase de una de sus canciones: «Que se muera la muerte«. Sabina, está de vuelta.
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