Carlos de Inglaterra, primogénito de Isabel II, fue rey por un día cuando todavía no era ni príncipe de Gales. Fue a los 17 años, en Gordonstoun, el internado al que había ido su padre Felipe de Edimburgo, y al que mandó a Carlos para que la combinación de inhóspito norte de Escocia y recia disciplina curtiesen el caracter sensible del chaval. Fueron unos años horribles para Carlos, que se tomó la experiencia como una condena y una cárcel inmerecida. Pero donde pudo encontrar algo de evasión en las artes y la música, sus grandes pasiones desde la infancia. Allí, en noviembre de 1965, interpretó en su último año de particular condena, al rey Macbeth, el trágico protagonista de la más breve y apócrifa de las tragedias shakesperianas.
Macbeth no fue ni mucho menos la única obra que representó en sus tres años en Gordonstoun, pero sí la más especial. Sus padres, la reina y el duque de Edimburgo, estuvieron presentes en la actuación. Allí un desconocido sacó la foto en la que Carlos, con barba postiza, se transfigura en rey de los escoceses, con la daga que le conseguiría la corona. La reina adquiriría la foto, que pasó a engordar la Royal Collection, y dicen las escasas crónicas del evento escolar que el príncipe estuvo "deslumbrante" para la edad y la experiencia que tenía.
Ha sido Clarence House, la casa de Carlos y Camilla, los que han recuperado el viejo tesoro para el gran público, al recordar que se acerca la (falsa) fecha de la muerte de Shakespeare, el 23 de abril, Día del Libro. Lo han hecho sumándose al llamamiento #CompartetuShakespeare, que la Royal Shakespeare Company ha lanzado en redes para celebrar la (falsa) efeméride del Bardo.
La foto también sirve para demostrar el cariño que siempre le ha tenido Carlos a las artes literarias y escénicas. Si hace poco nos sorprendía declamando a Wordsworth, este Macbeth teen demuestra que el arte siempre fue una vía de escape para el a veces torturado príncipe. En Gordonstoun, un internado de severa disciplina, barracones de 14 estudiantes y carreras matutinas en las casi árticas latitudes del norte escocés, Carlos pasó sus peores años con diferencia. Todo por el vano intento del castrense Felipe de "limpiar" al futuro rey -el primero en estudiar fuera de un palacio, desde los ocho años- de su carácter tranquilo e intelectual, y de la acogedora protección de la Reina Madre. Al menos, a Carlos le quedaba Shakespeare, que hasta ahora es el único que le ha permitido ser rey.
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