Hay muchas maneras de llevar una camisa blanca, de eso no hay duda. Tantas, como camisas blancas hay en el mundo. Aunque, igual que en el amor, puede ser complicado encontrar el modelo que mejor te siente. Ajustada, ancha, con bordados… si te fijas bien, encontrarás tu match perfecto y más importante aún, de por vida. Pero hay que buscar.
Eso fue lo que me pasó a mí aquel día (pre confinamiento). Entré en mi Zara de confianza (todas tenemos uno) y tras cinco visitas al probador, me di por vencida. Aquel día mantendría el bolso y lo que es mejor, el monedero, cerrado. Di un último vistazo, con muchas ganas de llevarme algo a casa y la ví. Colgada en una percha, medio escondida y poco favorecedora a primera vista. Lo sé, no suena muy bien. Pero era de esas prendas que trasmiten, y que puestas, ganan más. Mucho más. Y así fue.
A la sexta fue la vencida y ese blusón se vino conmigo a casa para culminar nuestro amor. Lo cierto es que solo hay tres tallas disponibles S, M y L. Pero talla bastante grande por su corte oversize y puedes coger una talla menos de la que uses normalmente, yo por ejemplo, opté por una M y me queda muy muy holgado. ¿Lo mejor? También fue una compra low cost, cuesta 29,95 euros y estiliza a más no poder.
Tapa la parte de atrás, las mangas son anchas, abullonadas y si eres bajita, lo podrás llevar hasta de vestido. Además, lo puedes combinar con cualquier cosa. Desde unos ‘mom jeans’, hasta unos pitillo negros o un pantalón estampado. Quedará ideal con lo que le eches. Vaya, que es una súper compra. Sobre todo si tienes mucho pecho, ya que el maldito tercer botón no se te abrirá por descuido como ocurre con otras camisas, prometido.
¿Qué más se le puede pedir a un blusón? Creemos que nada.
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