Hace apenas un mes que Camilo Sesto nos dejó y ayer se procedió a la lectura de su testamento. Ese del que la prensa ha ido dando detalles y en el que su único hijo, Camilín Blanes, fruto de su relación con Lourdes Ornelas, aparece como heredero universal de sus bienes. Aunque hay que matizar que el encargado de hacer que se cumplan sus últimas voluntades será Cristobal Huete, al administrador del cantante y quien tenía en su poder el testamento.
Camilín decidió no acudir a ese acto de lectura. Un gesto que ha sido interpretado por muchos como una excentricidad, pero que no extraña si tenemos en cuenta que su postura y la del hombre que se encargará de ejecutar lo que pone en el testamento, no pueden estar más alejadas.
Como no tenía obligación de estar presente y la relación con la familia de su padre -con quien el vínculo tampoco era fuerte- es más bien complicada, decidió delegar la tarea en sus abogados. Así lo ha hecho desde que puso un pie en España procedente de México y así seguirá siendo.
Varias casas, derechos de autor, empresas y dinero es lo que recaerá en sus manos, aunque con un pequeño matiz. Camilo dejó escrito que quiere que se dedique un museo en su memoria en su localidad natal, Alcoy, para lo que el propio Cristobal podrán recoger los bienes que crea convenientes para ello.
Camilín, que apenas pronunció unas tímidas palabras ante el micrófono de ‘sálvame’ de Lydia Lozano a la salida de la capilla ardiente, ha optado por mantenerse en un segundo plano y dejar hacer a su gente de confianza. Ahora la duda es si, en algún momento, decidirá hablar y contar su versión de todo lo que está viviendo.
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