A veces, para lograr una gran entrevista, es más importante cuidar el ambiente donde se realiza que las preguntas en sí. Eso es lo único que necesitas para que el famoso de turno se relaje y te abra su corazón sin recurrir a respuestas ensayadas. Lo que nunca imaginamos es que para Zac Efron ese sitio de confort fuera estar sentado en una mesa comiendo alitas muy picantes que te duermen la boca.
Qué ha llevado al actor a someterse a esta experiencia extrema es un misterio. Imaginamos que forma parte de su pasión por los deportes de riesgo. Pero el caso es que mientras lo hacía, Efron desveló algunos secretos sobre su vida hasta ahora inéditos. Por ejemplo, que lo pasó tan mal preparándose físicamente para su papel en la película de Los vigilantes de la playa que decidió "no volver a estar en tan buena forma nunca".
Aunque no es eso lo más chocante de la conversación que ha tenido en el programa de YouTube Hot Ones, sino confesar que la persona que le ha dado el mejor consejo sobre cómo convivir con la fama fue Leonardo DiCaprio, al que conoció en un partido de baloncesto cuando él todavía era un recién llegado a la industria.
“Yo estaba sentado a su lado, él se me presentó y después de hablar un rato, me preguntó si quería ir a desayunar a su casa. Me apuntó su número en un papel para que le llamara y al día siguiente me presenté en su casa”, declaró Efron.
“Me cocinó él mismo. Primero hizo unos gofres, pero se le quemaron, así que acabamos desayunando tortitas. Yo tenía un millón de preguntas que hacerle. Sobre todo relacionadas con la constante presencia de paparazzi en mi vida, continuó.
“Le pregunté cómo había sido capaz de lidiar él con esta situación durante tanto tiempo, a lo que me respondió que él nunca había tenido a tantos fotógrafos detrás, que lo mío era bastante diferente”, explicó. “Y era verdad, a mí me habían seguido hasta su casa diez coches. Más de los que Leo había visto nunca en su puerta”.
“Entonces me dijo algo que nunca olvidaré: ‘Es una locura’. Sobre todo cómo lo dijo, con una mirada en sus ojos que representaba la ansiedad y el estrés que sufría constantemente por aquel entonces. Y él debió notarlo, porque me dijo que no me preocupara por ellos, que todo pasaría y que yo iba a estar bien. Esa es la clase de consejos que necesita un recién llegado a Hollywood. Se comportó como un mentor conmigo. Y siempre le estaré agradecido por haberme dedicado su tiempo para explicarme algo así”, concluyó.
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