Los elefantes son maravillosos. Nunca he conocido a uno, pero los adoro igualmente. Quiero que sobrevivan y prosperen y que hagan todas sus cosas los próximos milenios. Los cazadores furtivos son monstruos y la gente que contribuye a preservar sus hábitats naturales, unos salvadores. Estoy muy a favor de los elefantes. Ahora bien, ¿he visto el nuevo documental de Disney (que se estrena en streaming el 3 de abril), Elephant, por el amor a estos animales? Para ser honesto, no.
He visto Elephant —que, como su propio título indica, va sobre elefantes— por su narradora. La cinta, una mirada empalagosa y científica, no del todoterrible pero convincente, a una manada de elefantes en su viaje desde el delta de Okavango al río Zambezi y de vuelta, fue algo que tenía que ver porque Meghan Markle, presentada como Meghan, duquesa de Sussex, es quien cuenta la historia. Meghan Markle narrando un documental sobre la naturaleza, ¿no es de locos?
Vale, era actriz antes de casarse con el pelirrojo ídolo internacional, el príncipe Harry —segundo nieto de la reina Isabel II—, así que lo de doblar un documental no estaba totalmente fuera de su alcance. Pero es que Meghan había renunciado precisamente a esta vida para casarse con el royal británico antes de que ella y Harry se retirasen de forma repentina, así que su participación en esta cinta nos pilló un poco por sorpresa. Una agradable sorpresa, eso sí. Markle es una narradora que engancha, una voz cálida y omnisciente que da vida a una historia que es… bueno, para ser sinceros, la máquina de Disney le ha ayudado bastante.
Teniendo en cuenta que hasta ese momento nunca había visto un documental de Disneynature, al principio me chocó el tono cursi de Elephant. Quizá es que esperaba, tontamente, algo más en la línea de Planet Earth, narrado por el maravilloso poderío de personajes como David Attenborough o Sigourney Weaver; o Live, con la voz de Oprah Winfrey. Así que cuando comencé a oír la voz de Meghan Markle, lo primero que pensé es que estaba haciendo un trabajo terrible. Pero después me percaté de que era exactamente así como se suponía que debía sonar la película, relajante y alegre, para el público infantil al que va dirigida. Una vez aclimatado a esa realidad, Markle demostró ser la más adecuada para contar la historia de estos tenaces elefantes.
El documental, dirigido por Mark Linfield, Vanessa Berlowitz y Alastair Fothergill, narra la historia de una familia de elefantes que vive en el desierto del Kalahari, migrando todos los años desde un delta inundado hasta el borde de las cataratas Victoria, en un círculo constante e incansable por conseguir agua que parece agotador. La película te permite sentir ese profundo dolor en cada primer plano del ojo de un elefante cansado. No rehuye la crudeza de las leyes de la naturaleza, pero busca —o crea— todo el brillo que puede en cualquier lugar.
A diferencia de los documentales sobre naturaleza más serios, Elephant le pone nombre a sus personajes. Nuestro protagonista es Jomo, el joven elefante de Shani, segundo al mando de la manada (su hermana mayor, Gaia, es la matriarca). Se habla mucho de sucesión en el documental, un poco de divertida ironía teniendo en cuenta el lugar de Markle en medio del más que analizado drama dinástico en el que está envuelta. En un momento de la cinta, Markle dice: “La matriarca es una fuerza a tener en cuenta”, y no hay duda alguna de que sabe de lo que habla. Sea como sea, la película humaniza extremadamente a Jomo y a sus compatriotas, lo que probablemente no sea la idea más responsable desde una perspectiva zoológica. Pero ayuda a los directores a sacar un drama humano de este proceso de ayuno y alimentación. Los adultos puede que lo encontremos ridículo y algo contraproducente para la comprensión del comportamiento animal, cuando el documental infunde a sus protagonistas motivaciones humanas para cosas que simplemente han sido editadas en la realidad. Pero estoy seguro de que el argumento mantendrá enganchados a los más pequeños, que es el punto. Muchos jóvenes defensores de los elefantes serán bautizados por esta película.
Incluso si el estilo de cuento de hadas de la película no entra dentro de tus gustos, podrás apreciar sus espectaculares efectos visuales. Los autores de este documental tuvieron acceso a lugares sobrecogedores, llevándonos a lugares remotos que muchos de nosotros probablemente nunca pisaremos. (Si tienes planeado un viaje a los salares de Botsuana, ¡llévame contigo!). Los elefantes son capturados con detalles completos y conmovedores, mientras otras criaturas —monos farfullando, cocodrilos al acecho, leones merodeando— también nos regalan lindos escaparates. Es naturaleza pura, no lo suficientemente objetiva como para considerarse un verdadero trabajo de observación científica, pero cautivadora y persuasivamente ecologista de un modo sutil.
Aunque el verdadero escaparate aquí es Ms. Markle, por supuesto. Y Elephant le proporciona, y nosotros, emocionantes oportunidades. ¿Quién de nosotros en este momento, mientras la enfermedad acecha las calles, no necesita el respiro que da escuchar a Meghan Markle, apóstata de la Casa de Windsor, decir: "Oh, querido, ¿después de que un elefante se tira un pedo? (Otra joya: "¡Oh, loco, un cocodrilo!").
Creo que ninguno de los seres vivos en este planeta, salvo quizás algunas cosas viejas que se pudren en uno o dos palacios ingleses, renunciaría a ser bendecidos con este tesoro auditivo. Entonces, por esa razón, y sí, claro, también por los elefantes, busque Elephant cuando llegue a Disney +. ¿Qué mejor manera de darle la bienvenida a Meghan Markle a Estados Unidos que apoyando el trabajo que ahora puede hacer libremente?
Artículo publicado originalmente en la edición estadounidense de Vanity Fair y traducido por Alba Vázquez. Acceda al original aquí.
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