¿Paseas a tu perro durante la crisis por el coronavirus? Pues más vale que le estés desinfectando las patas…

La Dirección General de los Derechos de los animales nos lo explica bien claro: no existe evidencia científica que demuestre que nuestras mascotas padezcan o transmitan el coronavirus. Así que todos los amantes de los gatos, perros, canarios y demás, podemos respirar tranquilos y disfrutar de nuestros compañeros como hasta ahora, eso sí, lavándonos las manos después de acariciarlos si estamos en casa y usando desinfectante en las manos si estamos en la calle. Pero toda regla tiene una excepción: aquellos felices propietarios de una mascota que necesite pasear por la calle tres veces al día deben extremar la higiene de sus compañeros peludos después de cada paseo. El objetivo es que tanto la cola como las almohadillas del perro queden libres al 100% de virus y coronavirus.

Cómo y con qué limpiar las almohadillas del perro para prevenir el coronavirus

La desinfección de las almohadillas y la cola del perro tras los paseos debe formar parte del ritual del paseo a partir de ahora. Esta medida, que también recomienda la Dirección General de los Derechos de los animales, está destinada a prevenir que el coronavirus entre en nuestros hogares usando a nuestras mascotas como taxi para hacerlo (una posibilidad remota, pero mejor prevenir que curar, ¿no?).

Para realizar esa limpieza existen varias opciones. El Comité de Clínicas del Colegio Oficial de Veterinarios de Barcelona nos dan tres recetas. La primera es dejar preparada en la puerta de nuestra casa un bandeja de plástico en la que el perro pueda sumergir las almohadillas en una solución de agua y lejía al 1:50 (20 ml de lejía por cada litro de agua). No te preocupes porque la lejía no irrita la piel de las almohadillas del perro (aunque puede destrozar la tapicería de tu sofá si no le secas bien el producto a continuación).

¿Y podemos usar directamente alcohol para desinfectar? En principio sí, pero siempre que esté diluido: podemos preparar una solución de 70 ml de alcohol de 96 grados en 30 ml de agua, aunque hay que advertir que este sistema sí puede resultar irritante para la piel del animal (más que nada porque lo vas a usar varias veces al día) y debes impedir que el perro se chupe las patas (porque el alcohol es tóxico para él si lo ingiere).

La última opción no implica hacer mezclas químicas, pero sí una bañera: es tan sencillo como limpiar con agua y jabón la cara, la cola y las patas de nuestro perro al entrar en casa y secarlas con el secador.

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