Las 10 tendencias de Massimo Dutti que han enamorado (y MUCHO) a las mujeres de 60 años

El comentario me afectó tanto que todavía hoy lo recuerdo y han pasado como mínimo cinco o seis años. No me lo esperaba, y sobre todo no me lo esperaba de mí misma, ¿en qué estaba pensando? Sin duda estaba en plena adolescencia, mi estilo poco o nada tenía que ver con el actual y el bolso bandolera de jacquard con un estampado de flores y los ribetes y el asa de piel de Loewe que tenía mi madre parece que no terminaba de encajar con el dudoso gusto de la hija, o sea, con el mío, pero todo cambió hace unos años. Tarde, eso sí.

– Mamá, ¿dónde tienes ese bolso cruzado que llevabas hace mil años y que era precioso?– apunté con la clarísima intención de llevármelo prestado a mi casa una temporada–.
– ¿Me lo estás preguntando de verdad? –respondió ella asombrada–.
– Claro, el de Loewe, insistí.
– Me dijiste tantas veces que no te gustaba que lo regalé –dijo soltando la bomba–.

Craso error. El mío, el suyo, y el de las dos. Mío por no saber apreciar lo que tenía frente a mí y reconcer el buen gusto de mi madre. Suyo por dárselo a una afortunada amiga ante el esfuerzo sobrehumano de tener que soportar a una adolescente. De las dos porque hoy no lo tiene ni ella, ni yo.
 

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El ejercicio de reflexión que aquella pieza casi de orfebrería me obligó a hacer es que si bien hubo un momento en el que el estilo de mi madre y el mío seguían caminos totalmente paralelos y por tanto no parecía que se fueran a cruzar ni en un siglo, hace unos años hubiera abierto su armario de par en par para seleccionar las prendas que por clásicas y atemporales y por su calidad siempre superior no me hubiera importado cogerle prestadas sin fecha de devolución, pues un un buen fondo de armario tan alejado y tan cerca siempre de las tendencias lo soluciona todo, y más el de una mujer madura, con buen gusto, conocedora de las tendencias, de su cuerpo y de su estilo.

Tengas o no cerca a tu progenitora, tengas o no un acceso privilegiado a su armario empotrado seguramente hasta la bandera de ropa única de ayer y de hoy, Massimo Dutti está repleto de chaquetas, camisas, pantalones, vestidos o jerseys  aparntemente básicos que si nosotras nos pondríamos ahora a los 30 es porque nuestras madres también lo harían a los 60.

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Los caminos han confluído en uno solo y es por eso que lo que ellas compran a nosotras nos seduce. Lo que ellas llevan muchas veces mejor que nosotras es lo que ha sobrevivido a cualquier moda, y casi todo lo que reúne Massimo Dutti en su nueva colección entraría sin duda en la categoría de ropa que nos gustaría que nos dejaran nuestras madres por el mero placer de llevar algo suyo, algo tendencia y algo a la vez completamente atemporal y combinable con la otra mitad del armario.

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