Quizá de primeras vas a decir que no, y además muy segura de tu negativa. Pero cuando conozcas los beneficios que aporta, vas a cambiar de opinión. Y es que no se trata de cargar con el cepillo de dientes a la arena y tras mojarlo en la orilla –evita imaginar ese agua algo turbia impregnada en restos de protector solar- empezar a cepillarte.
Hablamos de aprovechar todos los beneficios de la sal presentes en el agua marina para mejorar la higiene y la salud de tu boca. De agua de mar tratada, como la que utiliza en su formulación la pasta de dientes Sea4, que se obtiene a partir de un proceso único de microfiltrado en frío.
De esa forma se magnifica toda la riqueza mineral del agua de mar y se conservan intactas todas las propiedades de sus 75 minerales y oligoelementos. Tiene un gran poder antibacteriano, previene la aparición de caries y mejora la gingivitis. Pero además, es regenerante, alivia la irritación y la inflamación de las encías, y favorece la cicatrización.
Es lo último en salud bucodental, aunque ya lo usaba en China el emperador Fu-Shi, 2.500 años A.C. Y también se emplea esta agua filtrada para hacer colutorios, que tienen como particularidad que no contienen Clorhexidrina con lo cual no hay miedo de que se te oscurezcan los dientes. Una vez más, tu abuela tenía razón cuando te mandaba hacer gárgaras… con sal.
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