Pareciera que las supermodelos son el epítome de la vida saludable. Si lo ‘healthy’ es la nueva religión, las modelos han adoptado esta creencia hace poco. Porque lo cierto es que (aunque cueste creerlo), no todas se caracterizan por sus hábitos.
Kate Moss, la primera -de eso no hay duda-. Pero Gisele Bündchen no se escapa de esta lista ‘negra’. Sí, parece mentira. Solo con mirar fotos de la brasileña pensarías que, desde que empezó con su carrera, era una auténtica ‘realfooder’. Pero no. Si algún nuticionista leyera sus declaraciones, estamos seguras de que se echaría las manos a la cabeza. Con gesto de desesperación. Mucha desesperación.
A sus 39 años Gisele se encuentra estupenda. Nadie lo pone en duda. Aunque se ha retirado de las pasarelas, se levanta a las 5:30 de la mañana, estira y medita (lo cierto es que ya podíamos copiar este hábito porque, está comprobado: levantarse a las 5:30 te garantiza el éxito), además de sus sesiones de yoga y deporte. La alimentación es también uno de sus pilares fundamentales: basa sus comidas en frutas y verduras de temporada, tal y como ha desvelado su chef personal y nunca jamás consume azúcar, sal y harinas blancas. Quizás ese es el secreto para manterse estupenda a su edad (y con dos hijos, que se dice pronto).
Aunque en la veintena, la historia era diferente. La modelo sufría ataques de pánico y episodios de ansiedad debido al ritmo de vida que llevaba. Tal y como ha desvelado a Vogue Australia, «No sentí que pudiera compartir mis ataques de pánico con nadie. Así que suprimí mi ansiedad, y cuanto más la reprimí, más grande se hizo». Esta situación hizo que su estilo de vida empeorara, lo que causó que el círculo se cerrara aún más, agravando en todos los sentidos la situación. «Cuando dejé de desayunar un café frappuccino mocca y cuatro cigarros, que era lo que hacía nada más despertarme, comencé a correr». Y es que Gisele se dio cuenta de que no podía seguir con esa vida. El cambio vino poco a poco, no fue de golpe, «mi cuerpo estaba tan acostumbrado a aquella vida que se quedó en shock cuando decidí cambiarla, me llevó tiempo». Y empezó a correr con el objetivo de «sentir sus pulmones» y así, dejar de fumar.
Para la modelo un cambio de vida fue la solución, y sobre todo,las técnicas de meditación que le ayudaron a frenar el pánico y la ansiedad que sentía, «cada vez que me subía a un ascensor me invadía la sensación de que iba a morir. Comencé a meditar con técnicas de respiración para no sentirme ansiosa y me di cuenta de que cada día me sentía mejor».
Una época bastante oscura para la modelo, de la que ahora ha conseguido salir con éxito, pero en la que sigue pensando para recordar el camino que ha recorrido para llegar donde está: feliz y con una vida ordenada.
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