Todos los creadores tienen sus propias musas, clientas que se convierten en amigas o simplemente incondicionales. Catherine Deneuve lo fue de Yves Saint Laurent, Audrey Hepburn de Hubert de Givenchy o no olvidemos la larga corte que siempre acompañó a Karl Lagerfeld, desde Carolina de Mónaco, hasta Cara Delevingne. Desde que Pierpaolo Piccioli se encuentra el frente de Valentino, no solo ha cambiado ligeramente su estética sino que además su mapa de la primera fila también ha sufrido una transformación considerable. Una de ellas ha sido la creciente presencia española entre las filas de sus más fieles seguidoras. Si antes era Naty Abascal la que apoyaba sin tregua a su gran amigo Valentino Garavani, ahora el nuevo director creativo cuenta con su propia corte española. La más sorprendente, por ser poco amiga de los actos público, fue Marta Ortega. Prácticamente desde que Piccioli se estrenara en su cargo, la hija de Amancio Ortega no se ha perdido uno de sus desfiles. Tan estrecha es su relación, o tal es la admiración que le profesa, que él fue el encargado de diseñarle sus trajes de novia.
Aunque la más discreta, Marta Ortega no es la única española que figura entre los rostros VIP de la primera fila. Sita Abellán sería el extremo opuesto a la heredera de Inditex pues allá donde va le es imposible pasar desapercibida y su presencia en Valentino es otra de las infalibles. Ayer acudió al desfile con un vestido blanco con flores bordadas que se teñían de rosa en la parte inferior de la falda, su inconfundible pelo azul enmarcaban unas gafas de sol rosas de lo más originales.
Rossy de Palma fue otra de las que ayer engrosó la lista de españolas en el desfile de Valentino. Vestida con traje de chaqueta negro, sombrero a juego y sandalias de cadenas es otra de las personalidades patrias más queridas en París. A este dúo infalible se unió ayer Blanca Li, la coreógrafa y directora de los Teatros del Canal de Madrid, que tampoco quiso perderse esta cita. Acudió con un vestido blanco con flores bordadas a todo color, cara lavada y unos botines de piel negra.
Las tres posaron junto a Pierpaolo Piccioli en el backstage y presenciaron el desfile para el invierno que viene de Valentino en el que su director creativo ha querido resaltar la individualidad de cada mujer a través del uniforme. Ha querido transmitir también un mensaje de integración y la importancia de la inclusión intercalando modelos masculinos con prendas de mujer, mujeres llevando prendas de la colección masculina o modelos de talla grande o de avanzada edad.
Un discurso que la industria de la moda lleva ya tiempo inculcando y al que Pierpaolo Piccioli ha querido sumarse con una de sus colecciones más oscuras, en el sentido del uso del color que ha hecho, pues el negro ha predominado entre sus diseños. Los accesorios o el maquillaje, como ya viene siendo habitual, exagerado de los ojos eran la nota distintiva y más excesiva de un desfile marcado por la sobriedad. Una sobriedad interrumpida por el espectacular vestido de noche de lentejuelas en el mítico rojo Valentino, por algún estampado de flores, o por alguna prenda en color maquillaje.
No ha quedado constancia gráfica de la presencia de Marta Ortega en este desfile pero ha tenido una inmejorable representación española en su primera fila.
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