- La presentadora, a la que le gusta compartir con sus seguidores los mejores momentos de su hija Luna, también ha querido contar uno de los episodios más angustiosos que ha vivido con la pequeña, de un año y medio.
- Adriana quiere, de esta manera, intentar ayudar a los padres que puedan pasar por la misma situación que ella.
Adriana Abenia vive con intensidad su maternidad. Desde que el 17 de julio de 2018, llegaba a su vida y a la de su marido, Sergio Abad, la pequeña Luna, su vida ha girado entorno a su hija. La presentadora, muy activa en su perfil de Instagram donde tiene más de 260.000 seguidores, suele compartir en esta red social episodios de la crianza de la niña y, esta vez, ha querido compartir en sus Stories uno de los momentos más difícil que ha vivido desde que se estrenó como mamá.
La presentadora comienza su relato explicando que cuenta lo que le ha pasado por si puede ayudar a otros padres que estén o hayan estado en su misma situación. «Desde que fui mamá, me habéis ayudado mogollón. Cada vez que he tenido algún problema con alguna vacuna, he dudado, siempre habéis estado allí apoyándome. Por eso quiero compartir algo que muchos papás lo habréis vivido y los que no, será interesante que lo sepáis por si os pasa», explicó.
«Ayer a la 1.30 de la noche yo estaba viendo una serie de Netflix en la tele y, de repente, escucho a Luna llorar desconsoladamente, me acerco a su habitación porque la hemos sacado de nuestro cuarto hace aproximadamente tres semanas y la veo que está golpeándose con los barrotes, rígida, fuera de sí, chillando no os podéis hacer una idea pero no me escuchaba», contaba Adriana todavía un poco angustiada. «10 minutos así, yo casi llorando porque no pude mantener la calma, trataba de acariciarla pero la niña estaba fuera de sí y le dije a Sergio vámonos al hospital porque no podía hacerme con ella. Me puse los pantalones corriendo y nos fuimos y cuando llevábamos tres minutos en el coche, reaccionó, me sonrió y como si no hubiera pasado nada, no recordaba el episodio y me di cuenta que eran terrores nocturnos», dijo.
Adriana afirmó que se asustó porque ella de pequeña tenía convulsiones febriles y se quedaba con los ojos en blanco. «Si os sucede, no es nada grave yo tenía miedo porque cuando era chiquitina tenía convulsiones febriles y me quedaba con los ojos en blanco. Es diferente a las pesadillas y no hay que despertarles nunca, yo ayer lo intentaba y está mal» y, para ayudar a otros papás en su situación, compartió varios consejos.
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