¿No eres de regalos convencionales? Pues por San Valentín pídete algo que sea para sentirte bien contigo misma; date (o que te den) uno de esos placeres en los que no acostumbras a invertir. Hacerlo a dúo os servirá para consolidar vuestra relación… pero eso ya es cosa vuestra. Aquí van siete opciones que no necesitan envoltorio, pero que te harán mucha ilusión. Busca en el universo infinito de tratamientos lo que tu prefieras. Estas son solo algunas ideas de lo último.
Con energía
Seguro que la cuesta de enero ha sido dura y eso te ha pasado factura en la cara. Es hora de resetear la piel y darle un plus de vitalidad. Pídete un protocolo regenerante en cabina, como Super Vitalizing Biocellulose Treatment, que utiliza una mascarilla de colágeno marino Dra. Schrammek. Túmbate en la camilla y disfruta de una doble limpieza facial, una exfoliación enzimática, una ampolla antiaging y deja que actúe la mascarilla. Cuando te levantes (o te despiertes) verás una piel iluminada y descansada (en Le Petit Salon, 100 €).
En modo off
Para parar a veces se necesita algo más que voluntad, un ambiente ideal donde evadirse de todo ayuda mucho. Este que te proponemos tiene un nombre que es toda una declaración de intenciones: Renaissance. Son 40 minutos de meditación a través del uso de fragancias, de la música y de un masaje para liberar emociones. Pruébalo con tu pareja y saldréis levitando (en Lush, 85 €).
Quítate años
Lo llaman el Roll Royce de los faciales, así que por algo será. Por una vez en tu vida, date el lujazo de experimentar la crème de la crème en protocolos de cabina. El Platinum Facial de Medik8, a base de platino, está diseñado para quitarte años de encima. Y además es superplacentero. Abandónate a tus pensamientos y déjate hacer. Todo comienza con un ritual sensorial envolvente y prosigue con un peeling y un chute de vitamina C. Tres sesiones y notarás en profundidad el efecto lifting de tu rostro (en WOmum, 105 €).
Anticípate al verano
Si te gusta que te sorprendan esto te va a encantar, porque así irás preparándote con tiempo para la operación bikini. Se llama Winback y es un sistema creado en Francia, que funciona gracias al principio físico de diatermia para reducir sin agujas la flacidez, la celulitis fibrótica y la grasa localizada. Eso sí, necesitarás un bono, porque se necesita una sesión semanal durante dos meses (Instituto Montemauro, 536 €/8 sesiones).
Cuerpo de reina
¿Te imaginas poder reducir volumen y, al mismo tiempo, mejorar el tono muscular sin pegarte grandes palizas en el gimnasio, que hoy no es el día? La herramienta milagrosa que lo consigue se llama Zionic. Se trata de un dispositivo que combina el masaje rotacional profundo con la radiofrecuencia resistiva, lo que garantiza resultados rápidos y efectivos. Lo bueno es que gracias a su triple acción (dérmica, muscular y vascular) sirve para tratar tripa, glúteos, flancos, muslos, piernas y brazos. A partir de seis sesiones (en Felicidad Carrera, 100 €/sesión).
Belleza y más
Si sabes que te lo mereces, no te conformes con menos. San Valentín bien vale un circuito de spa privado, un masaje especial con técnica oriental y una noche de pasión o de relax (eso es cosa vuestra) en un coqueto hotel boutique, con botella de cava y bombones incluidos, para que no falte de nada. La propuesta es del hotel Niwa, en Brihuega (150 €/ persona).
Un completo
Piensa a lo grande. Si no se te ocurre nada, aquí va una idea insuperable. La propuesta es de firma LPG y consiste en un programa específico para San Valentín, llamado Total Sublime. Es un reseteo general de rostro y cuerpo en forma de seis tratamientos que te podrás hacer a lo largo de 14 días para conseguir tu mejor versión. Apunta: labios repulpados, cintura afinada, escote firme, mirada descansada, nalgas sin celulitis y piernas ligeras (en varios centros en España, 270 €).
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