Muchas veces es una simple cuestión de tiempo: vamos tan aceleradas por las mañanas, que utilizar esos tres minutos del acondicionador para limpiar el rostro es una tentación difícil de evitar. ¿Cómo no aprovechar ese tiempo de espera? Sin embargo, si te internas en Google para averiguar más sobre esta costumbre tan extendida, te encontrarás con multitud de artículos que la desaconsejan por todo tipo de razones. Es cierto: restregarse el producto de limpieza favorito a toda prisa mientras nos caen chorretes de champú o mascarilla no parece la limpieza ideal. Pero, ¿de verdad puede ser nocivo para la piel?
En realidad, los dermatólogos no desaconsejan limpiarse la piel del rostro en la ducha, sobre todo cuando andamos apuradas de tiempo. Entienden que se trata de un proceso rápido, de pocos minutos, que no va a hacer dañor a la piel. Sin embargo, sí que advierten de lo nocivo que es acostumbrarse al agua muy caliente (cosa que en invierno es inevitable) y a estar bajo la ducha largo rato: esto sí que puede resecar muchísimo la piel. Por tanto, limpieza rápida sí, pero exfoliaciones, no.
Atentas, porque existe otra recomendación interesante, sobre todo para las que tendemos a aplicar los productos de tratamiento por la noche. Si nuestra rutina nocturna es bastante intensa y acostumbraos a limpiar en profundidad a esa hora y a aplicar a continuación cremas con retinol o sérums, lo mejor es no volver a limpiar con un producto específico por la mañana. Si nos limitamos a usar agua, evitaremos la temida sequedad. Y mejor con agua templada. El agua caliente seca la dermis y la fría no va a cerrar tus poros. Es un mito..
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