Charl\u00e8ne de M\u00f3naco, la princesa triste, cumple 42 a\u00f1os

Alberto de Mónaco y Charlène Wittstock se conocieron en las Olimpiadas de Sidney de 2006, pero no fue hasta 2009 cuando hicieron pública su relación, pasando posteriormente por el altar. Desde entonces, la princesa Charlène se ha convertido en todo un icono y símbolo de la elegancia, siendo una de las princesas más cercanas y naturales de Europa.

Este 25 de enero, Charlène Wittstock celebra su 42 cumpleaños. La princesa de Mónaco es cálida, serena y discreta. Tiene un alto sentido de la responsabilidad y físicamente es bellísima.

Repasamos los momentos más importantes de la vida de la mujer que ha conquistado el corazón de Alberto y de todos los monegascos.

Nació el 25 de enero de 1978 en Bulawayo, Zimbabue. Su padre, Michael Kenneth Wittstock, es ejecutivo de ventas y su madre, Lynette, instructora de natación retirada.

En esta fotografía la vemos con su madre y uno de sus hermanos. Tiene dos hermanos: Gareth, cuatro años menor que ella, y Sean, nacido en 1983.

De raíces alemanas, vivió en Bulawayo hasta cumplir 12 años. A esa edad se trasladó con la familia a Benoni (Sudáfrica), para que pudiera potenciar su carrera de nadadora profesional.

Heredó de su madre la afición por este deporte, que comenzó a practicar a los 3 años. A los 8 ya destacaba como gran figura de la natación.

A los 18 años ganó el campeonato de Sudáfrica y logró 3 medallas de oro en la Copa del Mundo de 2002, además de un gran número de campeonatos nacionales e internacionales.

Charlène no ha sido una deportista al uso. Fue miembro del equipo de relevos de 4×100 estilos de Sudáfrica en los Juegos Olímpicos de 2000 celebrados en Sidney. Finalizó quinta.

Se retiró en 2007 tras sufrir una lesión en un hombro.

Su belleza hizo que esporádicamente posara como modelo. En esta foto, de agosto del año 2000, participó en la producción para Olympic Backstroke Swimmer. También ha posado para la revista norteamericana Sports Illustrated.

Crecer en Sudáfrica hizo de ella una persona con un gran sentido de la solidaridad. Desde niña se dedicó a enseñar a nadar a compañeros sin posibilidades económicas y a disminuidos físicos y psíquicos.

Colabora muy activamente con la Fundación Nelson Mandela. Desde su enlace con Alberto de Mónaco recaen sobre ella mantener y potenciar las obras sociales iniciadas por Grace Kelly.

Antes de casarse con Alberto II, tuvo otras parejas, romances cortos como los de cualquier chica de su edad. Sus parejas fueron Lars Frolander, Andre Snyman, Robin Francis y Massimiliano Rosolino.

La pareja se conoció en las Olimpiadas de Sidney del año 2000. Él era un príncipe y ella, una campeona olímpica. No fue hasta años después cuando decidieron empezar una relación.

Fue a primeros del año 2006 cuando se les vio en actitud cariñosa a bordo de un barco durante un viaje que realizaron por el Caribe. Esta es la primera imagen de la pareja dando rienda suelta a su amor.

Unos meses más tarde de haberse hecho públicas estas imágenes, Alberto presentó oficialmente a Charlène durante el Gran Premio de Fórmula 1 en mayo de 2006.

Habían pasado cuatro años desde que se hiciera pública su relación cuando se celebró el compromiso oficial en junio de 2010. Ese día, Charlène lució una sortija de diamantes que le había regalado su prometido para la petición de mano.

Al poco tiempo, se instalaba en la residencia de verano de los Grimaldi. En junio de 2010, durante los esponsales de Victoria de Suecia, Alberto le pidió matrimonio. Al regreso a Mónaco, el Príncipe presentó a su prometida y posaron juntos en su primera foto oficial.

Sólo un mes después del compromiso se les pudo ver así de divertidos y cariñosos en un concierto de Iggy Pop y ZZ Top. Al concierto también acudió Carolina de Mónaco.

Bromeando con su marido, durante los JJ.OO. de Londres. En público, no es frecuente ver imágenes como esta de la pareja.

El 1 de julio de 2011 la pareja salió al balcón de palacio para besarse ante el pueblo monegasco. Acababan de contraer matrimonio civil en el salón del trono.

Durante su noviazgo, el protocolo le impedía salir al balcón y participar junto a la familia real en las festividades de Santa Devota y del Día Nacional.

Para poder casarse con el Príncipe Alberto renunció al protestantismo y abrazó el catolicismo. Aprendió francés, historia de Mónaco y de protocolo, clases, estas últimas que le impartieron el chambelán de palacio y Virginia Gallie, la dama de honor de Carolina.

Charlène del brazo de su marido, no pudo contener las lágrimas el día de su boda religiosa, el el 2 de julio de 2011. Durante toda la ceremonia religiosa, que se llevó a cabo en el patio de honor de palacio, su rostro reflejóuna inmensa tristeza. Algunos medios publicaron que había estado a punto de ser una novia a la fuga, ya que el día anterior a la boda trató de escapar del Principado. El príncipe Alberto lo ha desmentido en varias entrevistas.

Se supone que una novia está radiante de felicidad el día de su boda, o eso dicen. Sin embargo, Charlène se mostró triste, fría y distante durante la ceremonia.

La exnadadora parecía estar en un funeral en vez de en su propia boda. Sus lágrimas no parecían de felicidad sino de pena.

El vestido de novia era de seda blanco roto, con dos colas (la segunda de tipo sirena) firmado por Armani.

El diseñador adornó el traje con bordados de ramas con flores y usó para los detalles más de 30.000 piedras con reflejos dorados, cristales Swarovski y lágrimas de nácar. El velo, en tul de seda blanco, llevaba una capa frontal y un bordado a juego con el ramo de flores, también creación de Armani.

Como todas las familias reales católicas, tras su matrimonio se impuso la visita de cortesía al Papa, que los Príncipes monegascos realizaron en enero de 2013 a Benedicto XVI.

Charlene, con mantilla blanca, prerrogativa del Vaticano a las mujeres católicas de la realeza.

Charléne solo acude a los acontecimientos sociales donde su ausencia sería inexplicable.

Primera foto de la pareja con sus mellizos Jaime y Gabriela, que nacieron el 10 de diciembre de 2014. El feliz papá declaró: «Asistí a su nacimiento. Ayudé a mi esposa con mi presencia. Fue maravilloso. No tengo palabras para describir lo que sentí».

No fue hasta el 7 de enero cuando se produjo la ‘presentación oficial’ con la tradicional salida al balcón del Palacio Grimaldi.

En la salida al balcón, que tenía lugar a las 11.55 horas, Alberto cargaba a Jaime, el heredero, pese a nacer 2 minutos más tarde que su hermana, y Charlène, a Gabriela.

Bautizaron a sus mellizos el 10 de mayo de 2015 en la catedral de Mónaco. Para la ocasión, Charlène lució un conjunto de dos piezas en color blanco, acompañado de guantes grises y zapatos de tacón blancos.

En cuanto al peinado, lució su corta melena peinada hacia atrás adornada con un tocado borsalino en color gris.

La Princesa se manifestó junto a su marido y sus mellizos contra el cambio climático. Con un look casual y muy abrigado, realizó la marcha para defender los derechos del planeta.

Charlène compartió en su cuenta personal de Instagram una bonita fotografía familiar en la que los pequeños Jaime y Gabriela, que han crecido mucho desde su última aparición pública, estaban sentados en sus regazos.

Lo cierto es que el pequeño Jaime guarda un gran parecido con su madre, rubio platino y la carita redondida igual que su hermana Gabriela, aunque ésta luce la melena castaña. Eso sí, los dos presumen de unos rizos que ya le gustaría al mismo Bisbal.

Charlène, con rostro triste y serio, guardó un minuto de silencio por las víctimas del atentado terrorista ocurrido en París.

Esta fue la primera vez que lució su nuevo peinado, un corte ‘pixie’, que sorprendió a todos.

Durante las pasadas navidades, la princesa inauguró junto a su marido la Navidad. La princesa se mostró cercana y cariñosa con los niños que acudieron a Palacio a recibir sus regalos navideños.

La familia real monegasca inició el nuevo año practicando deportes acuáticos en la costa de la isla de Granada, en las Antillas Menores.

Los príncipes de Mónaco y sus hijos, Gabriela y Jaime, llegaron en avión privado para trasladarse en coche hasta un yate de lujo de 49 metros de eslora.

Charlène ha cambiado mucho de aspecto desde que pisó por primera vez la corte monegasca. Su cambio de estilo y su paso por el quirófano no han resultado desapercibidos. La exnadadora se sometió a una rinoplastia para perfilarse la nariz, se retocó la barbilla para suavizar sus facciones, se inyecta colágeno para tener unos labios más carnosos y aunque no se ha confirmado, también se sometió a un aumento de pecho.

Todo ello con una piel lisa, sin rastro de arrugas, ni siquiera las patas de gallo que ya lucía hace diez años en su presentación oficial como novia de su ahora marido.

La Princesa sorprendió a todos con su asistencia a los Premios Princesa Grace 2017, donde mostró su nuevo rostro cincelado a golpe de bisturí.

Los pómulos y los labios hinchados, sumado a su patente falta de expresión, delataron a Charlène, que no puede negar que haya pasado recientemente por el quirófano para someterse a un nuevo tratamiento estético.

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