Estar nominado al Oscar solo es el principio de un largo camino que deben recorrer todos los que aspiren a llevarse el premio a casa. Una carrera de fondo que Antonio Banderas, pese a ser consciente de lo difícil que tiene ser el elegido, no está dispuesto a perderse. Y eso implica estar dispuesto a dar todas las entrevistas que te pidan y a asistir a todas las fiestas a las que te inviten para que ningún académico se olvide de tu existencia.
Claro que si algo tiene el español a su favor respecto al resto de nominados es lo bien que cae a todo el mundo. Porque Antonio es simpático y ofrece titulares jugosos incluso cuando no aspira a ningún galardón, algo que no puede decirse de otros nominados como Joaquin Phoenix, Leonardo DiCaprio o Adam Driver. Genios de la interpretación que solo abren su corazón a la prensa cuando aspiran al Oscar.
Y eso es precisamente lo que acaba de realizar Banderas en un reportaje recién publicado en Los Angeles Times dedicado a los actores y actrices que, como Banderas, optan por primera vez a llevarse un Oscar. Una breve conversación en la que por supuesto no ha faltado la clásica pregunta de quién será la primera persona a la que agradecerán el premio y que Antonio tiene tan claro que contesta sin pararse a pensar. Y ojo, no es Pedro Almodóvar.
“Si lo gano le daré la gracias a Nicole Kimpel, mi novia, que fue la que me salvó la vida cuando sufrí un ataque del corazón”, desvela el protagonista de Dolor y gloria antes de desvelar una emotiva historia personal conocida de sobra por el público español. Una de esas que provocan empatía en los futuros votantes y que te hacen subir puestos en las apuestas.
“La noche antes de sufrir el ataque, Nicole tenía dolor de cabeza y no teníamos nada en casa para aliviarlo. Ella decidió ir al supermercado a comprar algunos medicamentos, y cuando después de pagar se iba a casa, la chica que se los vendió le dijo que se le había caído uno de la bolsa: la aspirina”, relata.
“A la mañana siguiente, me empecé a encontrar mal y le dije que creía que estaba teniendo un ataque al corazón. Rápidamente ella cogió una aspirina y me la metió debajo de la lengua. Creo que eso me salvó la vida”, explica.
“Así que si la cajera no le hubiera avisado de que se le habían caído las aspirinas, si ella no hubiera tenido dolor de cabeza esa noche… No sé, a veces los paquetes en los que la vida te trae la felicidad son muy pequeños y llegan a ti de la manera más inesperada”, concluye.
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