Derecha sí, cobarde no: lo que dice y a quién la nueva barba de Pablo Casado

Cuánto se habla de la barba de Pablo Casado. Cuánto y qué mal. Lo importante de esa barba no es si le queda bien o regular. Tampoco si se la ha dejado víctima del relajo veraniego o simplemente es que el líder popular quiera probar otro look. Lo importante del nuevo vello en su cara es lo que anuncia. Y no es bueno, señor Casado. O sí, nunca se sabe.

Los académicos estadounidenses, con muchos más recursos que los españoles, ya hicieron un estudio sobre el valor de bigote y barba en los congresistas en activo de su país. Fue en 2015 y lo firmó una socióloga, Rebekah Herrick, que contabilizó que solo el 5% optaba por el pelo en la cara –ya fuera en forma de barba, mostacho o las dos cosas–, un porcentaje que no ha hecho más que caer desde que Abraham Lincoln convirtiera en marca personal aquella casi sotabarba sin bigote.

Pero también en ese estudio el aspecto de los congresistas era lo de menos. Lo de más es cómo interpretan los que votan esos pelos en el rostro. El resultado fue claro: la mayoría de los entrevistados lo vio como un rasgo de masculinidad, algo que a algún diputado patrio le henchirá el pecho de orgullo. Lo que pasa es que también lo relacionaban con un “conservadurismo que indica poca sensibilidad para las cuestiones feministas”.

Señor Casado, tome nota: no es momento de usar un arma de doble filo. A no ser, claro, que lo que busque ahora el líder popular no sean los votos de unas cuantas mujeres empeñadas en conseguir la igualdad, sino el apoyo de unos partidos con los que presentarse a unas elecciones que parecen a la vuelta de la esquina.

Con Ciudadanos, parte de esa labor la está haciendo Cayetana Álvarez de Toledo, mientras Teodoro García Egea le va dando forma a esa Suma con la que pretender aglutinar a las derechas, Vox incluido. Y a lo mejor ahí está la clave de esa barba-disfraz que luce Casado y que en nada se parece a la de Mariano Rajoy, ni al bigote de su mentor, José María Aznar.

Si no creen que a quienes le hace ojitos es a Vox, cuenten conmigo: Manuel Mariscal, Iván Espinosa de los Monteros, Santiago Abascal, Joaquín Robles López, Agustín Rosety Fernández de Castro, Ignacio Garriga Vaz, Víctor Manuel Sánchez del Real, Manuel Mestre Barea. Son los ocho diputados varones, de 15 que tiene la formación en el Cogreso, que llevan barba, barbita, bigote o bozo. ¿No estará Casado con la suya enviando una señal de buena voluntad a una formación a la que calificó de "ultraderecha" tras el batacazo de las últimasgenerales? ¿O será un gesto de hombría para hacerles notar que no, que la derecha que él defiende no tiene de cobarde ni el aspecto?

En un escenario político donde no hay hechos y todo es relato, esa barba es un mensaje: el de un coqueteo sutil, de esos que permiten negar la mayor en el caso de que finalmente el aludido se niegue a entablar ninguna relación. Ahora bien, como el primer paso funcione, igual vemos pronto al líder del PP a lomos de un corcel luciendo su barba al viento.

Fuente: Leer Artículo Completo