Los fans de Kim Kardashian se echaron las manos a la cabeza cuando leyeron que la celebridad iba a cambiar sus escotes de infarto por prendas más recatadas. ¿El motivo? El cambio de parecer de su marido, Kanye West, que ahora considera que su manera de vestir no es para nada cristiana.
Al principio, cuando el rapero criticó su corsé de Thierry Mugler, que Kardashian llevó a la pasada edición de la Gala del MET, ella no aceptó de buen grado las críticas. Pero todo cambió días después; entonces, millones de personas en todo el mundo imaginaron que a ese vestidor repleto de prendas ajustadas le quedaban pocas horas.
Por suerte, Kardashian no ha renunciado a su estilo y durante su última aparición, junto a su marido y su hija North en Nueva York, la celebridad desafió las bajas temperaturas de la ciudad y apostó por un vestido de terciopelo, drapeado, y de color nude, que dejaba a la vista su pierna izquierda y su brazo derecho.
Pero esta elección no resultaría tan sorprendente si no fuese porque además la celebridad escogió unas sandalias, de estilo gladiador, que resultan poco habituales durante esta época del año. En conclusión, un estilismo inesperado, que Kardashian ha defendido como nadie, sin atender a normas de ningún tipo. Sin duda, la guinda la pusieron sus gafas de sol, de estilo noventero.
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