Hay algo que puede envejecer tu rostro más que una arruga –ya lo sabemos, la arruga puede ser hasta bella, al menos sobre la ropa– y no es otra cosa que las ojeras. Periodos puntuales en los que has dormido poco o estás siguiendo una dieta demasiado restrictiva pueden estar detrás de este antiestético efecto, pero si no se debe a ninguna de estas dos circunstancias, conviene saber el motivo para ponerle remedio.
Llevar una alimentación desequilibrada o fumar no son buenos hábitos para nada y tampoco para esto. De hecho, pueden ser dos razones suficientemente poderosas para explicar ese surco y color oscuro debajo del párpado inferior, que no solo echa años encima, sino que da un aspecto enfermizo o cansado.
Aunque las ojeras pueden tener también una causa genética; así suele ocurrir con las que se muestran de color marrón, debido a la hiperpigmentación, y en este caso, más que corregirlas, lo que puedes hacer es disimularlas.
Las que se presentan con un tono violáceo, en cambio, aparecen por una deficiente circulación, por lo que se pueden tratar con productos que estimulen la vascularización de la zona, lo que, indirectamente, aclarará esa sombra que aparece bajo el área ocular. Si, además, eliges cremas que contengan vitamina C, contribuirás a potenciar la luminosidad de esa área y bajar el tono.
En el caso de que busques algo más definitivo que lo que te ofrece un contorno de ojos, por innovador y eficaz que sea, siempre puedes acudir a la medicina estética. Técnicas como la carboxiterapia, la luz pulsada o el láser funcionan muy bien para aclarar la ojera, sea cual sea el motivo de su aparición.
Y mientras te piensas si acudir a un centro de estética o mientras las cremas empiezan a hacer su efecto, practica el truco del disimulo. Camuflarlas con correctores, si no tienes bolsas, es sencillo, solo hay que dominar el arte del color. Básicamente, cuando las ojeras son de color violeta se neutralizan con correctores de color amarillo y si son marrones, con correctores de tono anaranjado. ¿El toque final? Para empastar bien el color, deposita una mínima capa de base de maquillaje que no desplace el pigmento del corrector. ¡Ya lo tienes, visto y no visto!
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