Jayne Mansfield: la rival de Marilyn que enamoró a JFK

Jayne Mansfield lo tenía todo para ser una de las grandes leyendas del Hollywood dorado, que amaba a esas mujeres rubias de curvas exuberantes que destilaban sensualidad. Pero compartir época, rasgos, amores e incluso final trágico con Marilyn Monroe llegó a eclipsar a esta actriz nacida en Pensilvania un 19 de abril de hace 90 años.

La suya no fue una infancia marcada por la pobreza sino todo lo contrario: era hija de un abogado de ascendencia inglesa y alemana y su madre también era de origen británico. Sus primeros años transcurrieron en Nueva Jersey, donde su padre trabajaba junto al gobernador, y no tardó en heredar una amplia fortuna de sus abuelos maternos.

La pequeña Vera Jayne, lejos de querer seguir la estela de su padre, tenía claro que quería ser una estrella de Hollywood a lo Shirley Temple. Era una muy buena estudiante, y a sus estudios añadió clases de baile, de piano, de violín, de alemán y de español. Con solo 17 años, antes de abrirse camino en el mundo de la interpretación, se casó con Paul Mansfield, y tuvo a su primera hija. Se mudó a Los Ángeles para estudiar Arte Dramático y se tiñó de rubia pero regresó a Texas junto a su marido y comenzó a dar sus primeros pasos en el teatro, alternándolo con trabajos como vendedora de libros, modelo o recepcionista. En aquella época también ganó varios concursos de belleza.

Sus llamativas curvas no siempre fueron sus aliadas. Al comienzo de su carrera sus 102 centímetros de pecho hicieron que algunos anunciantes la rechazaran por tener el pecho demasiado grande. Basta recordar la icónica imagen de Sofia Loren mirando su busto para entender porque era imposible no fijarse en él. A Mansfield no le resultó fácil abrirse camino, tras sus primeras audiciones con Paramount y Warner. Fue la revista Playboy la que le dio la fama en aquellos años, siendo la Playmate del mes y posando en numerosos números.

Su primer papel fue en la película La resaca, el impulso necesario para conseguir un contrato de siete años con Warner Brothers. Su ascenso en la meca de Hollywood la llevó a pedir el divorcio de su marido, y tras varios papeles, Warner Brothers rescindió su contrato con ella. Pero como no hay mal que por bien no venga, la Twentieth Century-Fox la fichó pensando en ella como el relevo perfecto de Marilyn Monroe. La gran estrella de Hollywood nunca sintió cariño por ella, más bien todo lo contrario, y aunque no mantuvieron relación y Monroe siempre se quejó de que Mansfield se dedicaba a imitarla de manera enfermiza.

Una rubia en la cumbre fue su primer papel protagonista y también un gran éxito de taquilla. Con su papel en The Wayward Bus ganó un Globo de Oro y fue reconocida por The New York Times como su mejor actuación. Después llegaría la versión cinematográfica de Will Success Spoil Rock Hunter?, la obra con la que había triunfado en Broadway, y que le llevó a conocer a Isabel II durante su estreno en Londres.

La Rubia y el Sheriff fue su último gran éxito en 1958. Mansfield tuvo dificultades para cumplir con su contrato con Warner debido a sus embarazos y perdió ese cartel de gran estrella de Hollywood, participando en películas europeas de bajo presupuesto. Y es que la actriz tuvo una vida amorosa casi tan atribulada como la cinematográfica. Su segundo marido fue el actor y Mister Universo Mickey Hargitay, con quien tuvo tres hijos, entre ellos la actriz Mariska Hargitay. Y tuvo a su quinto hijo con el director de cine Matt Cimber.

Sus matrimonios no impidieron que tuviera diversos romances, y uno de los más famosos fue con John Kennedy. Peter Lawford, actor y cuñado de JFK, fue el encargado de presentarlos y ella no tardó en asegurar a sus amigos que había mantenido relaciones con el presidente. De nuevo, Mansfield parecía estar viviendo la vida de Marilyn.

En 1967, con solo 34 años, Jayne fallecía en un accidente de tráfico, cuando su coche chocó contra el remolque de un camión. Junto a ella falleció su abogado, Sam Brody, que era su pareja en ese momento, y tres de sus hijos, que viajaban con ella, se salvaron. La actriz no solo pasó a la posteridad por sus películas y sus amores, a raíz de ese accidente se modificó el código de seguridad vial y se obligó a los remolques a instalar un parachoques que se sigue conociendo como barra Mansfield.



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