Seguro que a ti también te ha pasado: estás hablando con una amiga sobre un viaje que te gustaría hacer y, cuando coges el móvil, toda la publicidad que te sale gira en torno a ese viaje. Parece que nos móviles se han convertido en espías más eficaces que los del KGB, ¿verdad? Llámalo cookies, llámalo conspiración pero Internet nos conoce bien y sabe ofrecernos lo que queremos. Y más aún cuando eres editora de belleza de Glamour.es.
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La última vez que me pasó, hice click en una foto solamente porque el producto en cuestión me parecía una monada. Se trata de la Lotion Botanique, de la marca de cosmética francesa Féret (a la venta en Laconicum), y mucho antes de saber que se trataba de un aceite para el cuerpo, ya sabía que lo quería porque el frasco me parecía una preciosidad.
Lotion Botanique, de Féret (a la venta en Laconicum)© Cortesía de Laconicum
Se trata de una botella de cristal de líneas sencillas, al igual que su etiqueta, pero con una caligrafía que me recordaba a los clásicos productos de cuidado para el cuerpo que se vendían en las perfumerías y las farmacias antiguas. Con un rollo muy art decó, me pareció que quedaría precioso sobre la repisa del lavabo, junto con otros productos con un aspecto más minimal, y me lancé a comprarlo porque, después de otras experiencias de compra, contaba con el filtro de calidad y exclusividad de Laconicum y con la intuición de que si se trata de una marca que lleva desde 1878 vendiendo sus productos es porque los tienen que hacer bien. Y si al final no me servía después de probarlo, siempre podría regalárselo a alguien.
Pero eso no pasó porque el aceite en cuestión es una MA-RA-VI-LLA. Es muy ligero y está elaborado con miel y aceites esenciales de tomillo, lavanda y romero por lo que puedes imaginarte lo suave que deja la piel. Además, hidrata muchísimo y refresca la piel, lo que hace que sea perfecto para usar por las mañanas. Y que no se me olvide mencionar que tiene un ligero aroma a violetas con un toque retro que te transporta a otra época.
Personalmente, me gusta utilizarlo dentro de la ducha, después de aclararme el gel del cuerpo y justo antes de salir, cuando la piel está todavía mojada porque así me da la sensación de que retiene mejor la humedad en el cuerpo. Y luego no se me seco frotando con la toalla, sino presionando con cuidado. ¿El resultado? La piel queda súper suave y sin sensación grasa. Un gusto para usar cada mañana.
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