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La princesa Charlene de Mónaco ha vuelto a una de las actividades deportivas favoritas del principado: el Gran Premio de Fórmula 1. La prueba de automoción que siempre promete grandes alegrías y emociones a lo largo del fin de semana ha sido el escenario elegido por la princesa y su marido, Alberto de Mónaco, para reaparecer solos. Y es que si hasta ahora todas las apariciones del matrimonio habían sido junto a sus hijos, Jacques y Gabriella, en esta ocasión el matrimonio ha paseado solo por el paddock.
Charlene, cada vez más recuperada de su enfermedad, apostó por el azul durante todo el fin de semana. El matrimonio arrancó la competición paseando de la mano por el circuito para saludar a los pilotos y equipos técnicos en la fase de clasificación. En esta primera jornada, la princesa lució cómoda con un conjunto de vestido túnica azul de Akris con estampados geométricos inspirado en el artista alemán Imi Knoebel, y pantalones de lino blanco debido a su apertura lateral hasta la cintura, con unos zapatos de salón negros.
En el paddock no solo visitaron a los equipos sino que también se pararon a hablar con algunas celebridades como el actor Patrick Dempsey de ‘Anatomía de Grey’, quien acudió como invitado a la carrera. Entre las carrocerías también estaba el luchador Conor McGregor, la princesa Alejandra de Hanover y Ben-Sylvester Strautmann con Andrea Casiraghi y la pequeña Sacha Casiraghi, o el príncipe Carlos de Borbón y Dos Sicilia, y las princesas Carolina y Chiara.
Al día siguiente, ya con la compañía de su hija Gabriella, y sin dejar de lado el celeste, Charlene apostó por un elegante mono con la espalda abierta, cuello barco, mangas largas abullonadas en las muñecas, y pantalones ajustados a la cintura de corte elefante con zapatos bailarinas de color rosa palo.
El Gran Premio comenzó una hora y cuatro minutos más tarde de lo acordado debido a un gran chaparrón que aguó los planes a los pilotos. Durante quince minutos, cayó una gran tromba de agua que luego fue disipándose, pero las normas ya prohíben rodar con la mínima precipitación así que todo se retrasó hasta que dejó de llover. Después de ello, la estrategia de carrera y la pericia de los pilotos otorgó un Gran Premio merecedor de esta ciudad.
El triunfo fue para el mexicano Checo Pérez, quien se emocionó en el podio al escuchar su himno frente a Alberto de Mónaco, encargado de entregar los trofeos.
En segundo lugar quedó el español Carlos Sainz que dio emoción a la carrera hasta el último minuto sin que el de Guadalajara le diera oportunidad. El tercer puesto fue para Max Verstappen.
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