Hace poco más de una semana, Taylor Swift, explotó. La cantante había sido elegida como la mejor artista de la última década y se iba a convertir en la gran estrella de los American Music Awards. Solo había un pequeño pero: no podía interpretar en directo buena parte de su repertorio, ya que los derechos estaban en manos de sus productores y estos no lo permitían. El motivo, que al ser emitido en televisión, se consideraría una regrabación de unos temas sobre los que no tiene sus derechos.
Tras su derecho a la pataleta en las redes sociales, los organizadores de los AMA consiguieron que los productores dieran permiso para que las interpretara en la gala celebrada el pasado domingo. Pero ni una concesión más. Ahora, con Taylor con seis estatuillas más en su casa, uno de esos productores le ha dado respuesta pública a Swift, a la que se le está poniendo complicado recuperar su música.
Ha sido Scooter Braun quien ha roto su silencio para dejar claro que a los fans de Swift no les parece suficiente esta concesión, ni el hecho de que tanto él como el otro responsable de su música, Scott Bortchetta, lleven seis meses tratando de mantener una reunión con la estrella para tratar el asunto y llegar a un acuerdo razonable.
Ha sido a través de las redes sociales donde ha explicado: «Llegué a mi casa esta noche y me contó mi esposa que recibió una llamada telefónica amenazando la seguridad de nuestros hijos. No voy a entrar en detalles sobre esta última semana. He estado desconcertado». Y añade al respecto: «Al pensar en mi esposa y mis hijos, en mi equipo y sus familias, he pasado por una serie de emociones sobre cómo lidiar con esto. Escribo esto ahora solo después de respirar profundamente y de mucha reflexión. Estoy seguro de que no hay ninguna situación en la que merezca la pena poner en riesgo la seguridad de nadie».
Scooter lanza un mensaje directo a Taylor: «Asumo que esta no era tu intención pero es importante que entiendas el enorme peso que tienen tus palabras y cómo tu mensaje puede ser interpretado de muchas maneras». Y lanza, de nuevo, un guante a esta: «Estoy abierto a TODAS las posibilidades. Mis intentos y llamadas para tener una discusión abierta contigo los últimos seis meses han sido todos rechazados. Mientras algunos en tu equipo y muchos amigos en común han tratado de traerte a la mesa, ninguno ha tenido suerte. Parece que no tienes interés en resolver este conflicto».
«A estas alturas, con la seguridad volviéndose una preocupación, no tengo más opción que pedirte públicamente que nos reunamos y tratemos de encontrar una solución», concluye a la desesperada, tratando de evitar que la bola se haga más grande y que se llegue a comprometer, de verdad, la seguridad de los suyos.
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