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Carlos Maldonado es tal cual se ve: inquieto, humilde, noble y espontáneo. Le descubrimos en ‘MasterChef’, cuya tercera edición ganó, y desde entonces, a base de trabajo, ha encontrado su sitio en la cocina. Unido a sus orígenes, en la localidad toledana de Talavera de la Reina, ha montado allí su fortín, el restaurante ‘Raíces’ que tiene una estrella Michelín que también da nombre al documental de RTVE y Shine Iberia que el canal Playz estrenó el pasado 23 de febrero.
Se habla mucho de tu faceta como chef pero no mucho de tu vida personal.
A veces hay cuestiones que no quieres ni que se sepan, no son de gusto ni para uno mismo. Fallos absurdos que cometemos, pero que no pasan de ser algo anecdótico. (En la producción de Hernán Zin se habla de su intensa adolescencia, con un grupo de rock, bailando break dance, de grafitero, amante de la velocidad, etc.).
Muchos se pueden ver reflejados en ti. ¿Hay mucha responsabilidad?
Voy para los 32 años, pero lo que pesa es tener un niño (Carlos o Charlie, que ya tiene cuatro años) y llevar adelante dos negocios: ‘Raíces’ y ‘El Círculo’, una hamburguesería que llegó a Madrid el 24 de febrero, en versión ‘delivery’; si funciona la abrimos en físico.
«Nadie regala nada. Todo es cuestión de lucha, constancia, sacrificio y actuar de la mejor forma posible»
¿Cuánta gente depende de ti?
Más que de mí, dependen de ellos, de su trabajo; esto es un intercambio.
Acabas de ganar un Sol sostenible de Repsol, tienes una Estrella Michelin. Además de trabajo, ¿hay un punto de buena suerte?
Sin duda, en todo lo que hagas en la vida. Lo primero es tener suerte en dónde has nacido. Si es en el Primer Mundo, en una familia que te quiere y te ha dado la oportunidad de formarte… Pero nadie regala nada. Todo es cuestión de lucha, constancia, sacrificio y actuar de la mejor forma posible.
¿La vida te ha dado muchos golpes?
Sí, me los he pegado… Pero pensemos que vas a algunos lugares de África y eso sí que son tortas, lo nuestro son caídas; tenemos posibilidad de levantarnos, pero allí es que ni siquiera están de pie. Yo he tropezado porque me lo he buscado, y sigo tropezando, ¡eh!
También tienes una Fundación.
Sí, es una apuesta por el desarrollo económico, social y por la sostenibilidad, que para mí es equilibrio. Yo no lo estoy cumpliendo, a título personal; mucho desarrollo profesional pero piso poco la casa; ahí cojeo. Con la fundación ‘Raíces’, una organización sin ánimo de lucro y con unos interés bien marcados, quiero ofrecer lo que a mí no me han dado: una inserción social a través del mundo profesional. Crearemos una escuela de hostelería, formando a personas que no tengan decidido por dónde tirar. Para chavales con problemas, de la calle. Apostaremos por ellos, todos somos válidos. También ponemos en marcha proyectos digitales, mandamos juguetes y libros a África, recogemos basura del río Tajo…
«Mi fundación no es trabajo, egoístamente es satisfacción personal»
Qué bonito, pero qué de trabajo.
Eso no es trabajo. Egoístamente es satisfacción personal. Vamos con la idea de ayudar y salimos ayudados.
¿Todo eso vale más que los premios?
Está feo, pero sí, me llena más de orgullo y de gratitud la sonrisa de un niño.
¿Quién te pone los pies en la tierra y te dice que pares?
Mi mujer, Ruth; mi hijo, mis padres… ¡Ya habrá tiempo de descansar! Cuando el cuerpo deje de reaccionar.
Siempre hablas de tus padres.
Son unos máquinas, mis referentes. Mi madre corría 20 km diarios, y ya no; y mi padre se subía a los árboles como un mono, y ya tampoco. Hay que escuchar al cuerpo y saber cuándo parar. Ahora que podemos, pues a desarrollarnos física y mentalmente. Haremos lo que se pueda hasta que el cuerpo aguante.
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Apenas superas los treinta, pero ¿eres de echar la vista atrás?
Sí, claro, y los errores me han hecho ser quien soy. No cambiaría nada de mi pasado, tal vez el dolor que causas. Nuestra vida tiene que ver con el bienestar de todas las personas que te quieren.
¿Estás agradecido a ‘MasterChef’, precisamente ahora que salen tantas voces en contra?
Por supuesto, es un trampolín que te lanza y te da visibilidad. Luego la cuestión es si tú lo aprovechas o no. Ellos me han indicado el camino, porque yo desconocía lo que era la cocina, y a mí me hace desahogarme, expresarme. Cuando salí de ‘MasterChef’ quería ser como tal o cual cocinero, hacía un popurrí de sus platos y los exponía en mi restaurante. Pues gran error. Hay que ser uno mismo.
«No tengo tiempo libre y mejor porque lo gestionaría mal. No puedo parar»
¿Eres consciente de que todo esto es finito y de que quizás quieras centrarte en otras cosas en el futuro?
Centrarme no me voy a centrar nunca. Todo tiene un comienzo y un desenlace, y esto último es lo más divertido.
¿Tienes tiempo libre?
No, y mejor, lo gestionaría mal. No puedo parar, si durante el confinamiento salió la idea de montar ‘El Círculo’…
Volviendo a la cocina. ¿Qué plato te enorgullece más?
Nosotros, a través de la cocina, contamos una historia; sólo hay una, pero la forma en la que se percibe es distinta. Es decir, nuestro menú no cambia, lo único es el producto, la técnica, la vajilla… El resultado es lo mismo.
Estilista: Isabel Dorado. Maquillaje y peluquería: Esmeralda Sánchez para Alegría Make Up. Agradecimientos: Hotel Hospes Puerta de Alcalá. Plaza de la Independencia, 3, 28001 Madrid Tel.: 914 322 911 hospes.com
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