A finales de septiembre de 2021 Linda Evangelista publicaba una desgarradora carta en la que desvelaba porque había desaparecido de las redes sociales y de la vida social. «Para mis seguidores que se han preguntado por qué no he estado trabajando mientras las carreras de mis compañeras han prosperado, la razón es que fui brutalmente desfigurada por el procedimiento CoolSculpting de Zeltiq que hizo lo contrario de lo que prometió», explicaba la modelo.
Una cirugía dejó la cara de Linda desfigurada, pues en lugar de disminuir sus células grasas, las aumentó. Ahora, Evangelista, una de las supermodelos de los años 90, ha concedido una exclusiva a People en la que habla de su dramática situación. La modelo ha contado el calvario en el que se ha convertido su vida y el dolor emocional y físico que sufre desde aquella cirugía.
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Si antes le encantaba estar sobre la pasarela, ahora teme encontrarse con algún conocido, ha desvelado en esta entrevista. Linda cuenta como, tres meses después del tratamiento, comenzó a notar bultos en los muslos, la barbilla y la zona del sujetador, y cómo esas partes de su cuerpo se endurecían y entumecían.
«Traté de arreglarlo yo misma, pensando que estaba haciendo algo mal», dice Evangelista, y comenzó a hacer dieta y más ejercicio. «Llegó un punto en que no estaba comiendo nada. Pensé que estaba perdiendo la cabeza», afirma en la publicación. Cuando acudió a la consulta de su médico recibió la peor noticia: tenía hiperplasia adiposa paradójica (HAP), y ni la dieta ni el ejercicio podían solucionarlo.
Se trata de un efecto secundario raro que afecta a menos del 1 por ciento de los pacientes CoolSculpting, donde el proceso de congelación hace que el tejido adiposo afectado se espese y se expanda. La modelo se sometió después a dos liposucciones de cuerpo completo, pero no ha podido paliar los daños.
«Los bultos son bultos. Y son duros. Si camino sin faja con vestido, tendré rozaduras al punto de casi sangrar. Porque no es rozar con grasa blanda, es rozar con grasa dura». Su postura también se ha visto afectada porque ya no puede «poner los brazos planos a los lados. No creo que los diseñadores quieran vestirme con eso», cuenta. «No me miro en el espejo. No parezco yo».
Desde entonces, Linda Evangelista no ha dejado de luchar por recuperarse y no esconderse más. «Espero poder deshacerme de algo de la vergüenza y ayudar a otras personas que están en la misma situación que yo. Ese es mi objetivo2, cuenta tras haber roto su silencio.
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