La piel del bebé nada más nacer es muy delicada y hay que tener especial cuidado con ella, desde la piel del culete y sus típicas irritaciones a la del resto del cuerpo. Sigue al pie de la letra las indicaciones del personal sanitario y no te asustesporque es más propensa a padecer erupciones. Si un día descubres que tu hijo tiene granitos, tranquila, normalmente no son graves. Descubre los 10 mejores pañales de tela para el bebé
Uno espera que, al nacer, su bebé tenga la piel más suave y lisa del mundo.Y muchas veces es así, pero como esta piel es delicadísima y más propensa que nunca a las erupciones, es probable que cualquier día descubras que tu hijo tiene granitos. Hay que tener en cuenta que en la mayoría de los recién nacidos estos granitos son totalmente benignos y desaparecen en unas semanas, de manera espontánea.
Cuando tenemos un bebé es normal que nos surjan numerosas preguntas, y es que los grandes cambios que experimentan sobre los primeros años de vida hacen que los padres estén en constante estado de alerta. Descubrir por qué le cambia el color de piel a nuestro pequeño o analizar los ruiditos que hacen los bebés a la hora de dormir para saber si son normales o no son algunas de las cuestiones que más suelen preocupar durante los primeros meses. Unas incógnitas a las que se suman el querer conocer los problemas que ellos pueden tener a la hora de dormir y cómo pueden solucionarse para mejorar tanto su descanso como el tuyo.
Aunque, sin duda, una de las mayores preocupaciones que surgen durante los primeros meses de vida es saber por qué vomita después de cada toma, si la curva de peso del bebé es adecuada o qué hacer si le sale un chichón tras un golpe. Unas incógnitas en las que cobra una gran importancia descubrir a qué se deben los granitos que le salen en la carita o en el cuerpo al pequeño. Por este motivo, en este artículo hemos decidido explicarte las principales causas por las que esto puede suceder para poder identificar el tipo de acné que tiene tu bebé y así tranquilizar a todos aquellos padres que estén asustados por este asunto. Unas preocupaciones que siempre es importante tratar con el pediatra del pequeño para que nos aconseje qué hacer.
Existen tres grandes tipos: los granitos causados por el acné, los granitos que tienen su origen en el sudor y el eritma tóxico que es una erupción cutánea benigna.
Hay otros tipos de trastornos relacionados con virus o bacterias, como la varicela, el sarampión y otras erupciones que aparecen en forma de ampollas, como el herpes neonatal o el impétigo.
Hay casos (pocos), en los que debes alertarte. “Por ejemplo, bultitos por debajo de la piel (particularmente a nivel de la zona media del cráneo o la cara, o sobre la columna vertebral); también granitos con herida, que sangran o están infectados, y aquellos que no desaparecen en unos días o semanas y que se acompañan de otras nuevas lesiones”, dice la Dra. Ángela Hernández, dermatóloga pediátrica.
Algunos bebés nacen con ellos, pero normalmente surgen durante la segunda o tercera semana de vida y suelen afectar más a niños que a niñas.Son pequeños granitos rojos y blancos llenos de agua que se presentan fundamentalmente en las mejillas, aunque en algunos niños pueden aparecer por toda la cara. Los verás como una erupción roja áspera, no duelen, pican ni molestan y no están asociados con la lactancia o con algún alimento que haya comido la madre.
Por la estimulación de las glándulas sebáceas por parte de las hormonas maternas (transmitidas a través del cordón umbilical durante el embarazo). No te agobies, desaparecerán espontáneamente en unas semanas, cuando desciendan los niveles hormonales del bebé.
Está contraindicado apretar o frotar los granitos, podrías hacer daño y heridas al niño. “No es necesario realizar ningún tipo de tratamiento ni usar lociones o aceites. Lo que sí puedes hacer es lavarle la carita con agua y jabón para bebés. Y si se emplea alguna crema hidratante, ésta no debe ser muy grasa para no contribuir a la obstrucción del poro”, explica la doctora Hernández.
La diferencia con los granitos del recién nacidos es que estos aparecen a los 2-3 meses de vida y pueden permanecer hasta el año y medio.Además de los típicos granos rojizos y con agua, aparecen puntos negros y blancos, muy parecidos al acné de los adolescentes, casi siempre en las mejillas.
No se sabe bien, pero parece que la genética tiene mucho que ver, ya que los pediatras han observado que niños con acné del lactante tienen antecedentes en la familia con casos de acné graves.
“El acné neonatal se resuelve espontáneamente y no necesita tratamiento, pero el acné del lactante puede ser persistente y dejar cicatriz, por lo que a veces el pediatra suele recetar cremas con peróxido de benzoilo (reducen bacterias) o eritromicina (antibióticos que reducen la inflamación), y sólo en casos muy graves se recetan antibióticos orales”, explica la dermatóloga pediátrica Marta Feito.
Puedes verlos durante las primeras semanas de vida del bebé. Se abren y desaparecen cuando el niño tiene 1-2 meses. Parecen perlitas, son granos diminutos blancos o amarillentos (de 1 a 2 mm de diámetro), brotan en la cara del 40% de los recién nacidos (en casos muy raros, en el pene y en las piernas). Recuerdan a las espinillas, aunque son mucho más pequeños, y no están infectados. Suelen aparecer en la nariz y en las mejillas, aunque también en la frente y mentón.
Estos granitos surgen por la obstrucción de los poros, causada por la propia secreción de la piel. Cuando esta milia sale en las encías y el paladar, se denomina perlas de Epstein; también son inofensivas y desaparecen al tercer mes
Lo conveniente es no aplicar ninguna crema o pomada, desaparecen en un mes y no dejan marca.
Los granos relacionados con el sudor se denominan sudamina o miliaria. Aparecen cuando se acumula sudor debajo de la piel.Diminutos, de contenido cristalino, simulan gotas de agua sobre la frente, el cuello, axilas y en el tronco. Son tan frágiles que se rompen al frotar suavemente la piel del bebé
Por la inmadurez de las glándulas sudoríparas, que en los primeros meses se obstruyen, reteniendo el sudor. Aparecen porque tendemos a abrigar a los niños demasiado. Y en verano pueden surgir tras un día de playa, o también pueden estar provocados por la fiebre. Otras posibles causas son el calentamiento excesivo en la incubadora o los ambientes muy cálidos sin aire acondicionado.
“Consiste en reducir la temperatura ambiental, en evitar las ropas demasiado abrigadas y/o en tratar la fiebre. Se puede hidratar al bebé sin utilizar cremas grasas, ya que dificultan la transpiración», indica la doctora Marta Feito.
A pesar del nombre, se trata de una erupción cutánea benigna. Aparece a las 24-48 horas de vida, en forma de granos y manchas distribuidas por todo el cuerpo (menos en las palmas y las plantas). Se resuelve por sí solo a los 7-10 días. Casi nunca se da en prematuros o en bebés de menos de 2.500 gramos.
Parecen picaduras de insectos, son pequeños granitos rojos (1 a 3 mm de diámetro) y otros de contenido acuoso rodeados de rojeces y ronchas. Suelen ser muy numerosos y se juntan hasta formar placas.
“Es un proceso inflamatorio sin causa clara, que afecta al 50% de los recién nacidos. Los granitos contienen unas células (eosinófilos) que se producen en la médula ósea, circulan por la sangre y a veces se depositan en la piel”, explica la doctora Ángela Hernández.
Tratamiento: No precisa antibióticos y, aunque parece algo aparatoso, sólo se recomienda hidratación.
Granos con agua dentro, que pican mucho y se convierten en ampollas. Puede haber fiebre dos días antes del brote. No es peligrosa, pero sí muy contagiosa (por contacto con los granos o la saliva) desde dos días antes del brote hasta que todos los granos son costras. Para evitar el rascado (quedan cicatrices) corta las uñas al niño y dale baños templados con jabón muy suave.
Surgen en la boca y luego en manos, pies y talones. Antes del brote el niño puede tener fiebre, inapetencia, faringitis y malestar. Se contagia por vía oral o fecal, no es una enfermedad peligrosa, pero sí muy pesada: los granos se rompen y se forman heridas molestas (desaparecen en 10 días).
Del tamaño de un grano de sal, los granos aparecen en la frente, se extienden a cara, tronco y extremidades y van acompañados de manchas rojas. Se presentan con fiebre alta, lagrimeo y granitos blanquecinos dentro de la boca.
Es contagioso desde cinco días antes del brote hasta cinco días después. Puedes aliviarle controlando la fiebre, con compresas húmedas y con un gran aporte de líquidos.
Son ampollitas que aparecen agrupadas en una parte del cuerpo determinada, como el cuero cabelludo y el tronco. Si surgen, hay que acudir al pediatra inmediatamente para evitar que se extiendan por el resto del cuerpo.
Es una infección provocada por una bacteria en la que se forman ampollas de mayor tamaño y que tienden a romperse fácilmente, dejando costras de color miel, en ciertas zonas como el área del ombligo o del pañal.Con el tratamiento antibiótico adecuado suelen desaparecer sin problemas, pero precisan atención médica.
Fuente: Leer Artículo Completo