Las declaraciones de Virginia Giuffre, una de las 20 víctimas menores de edad, que se vieron envueltas en el escándalo sexual que colocó al magnate Jeffrey Epstein en la picota, también salpicaron a Andrés de York. Según esta testigo, el hijo de Isabel II conocía los abusos que tenían lugar en estas fiestas desde 2011 y había mantenido relaciones sexuales con ella, después de que que su amigo se lo pidiese.
Cuando Giuffre dio su nombre, Andrés de York emitió un comunicado en el que aseguraba que nunca había visto ni había sido testigo de este tipo de comportamientos por parte de Epstein. Unas explicaciones que le resultaron demasiado vagas a la prensa, así que el royal concedió una entrevista a la BBC para aclarar todas las dudas sobre su amistad con Epstein. Pero su intento también fue en vano y la reina Isabel II decidió apartar a su hijo de la agenda oficial y de cualquier acto relacionado con la monarquía.
Entonces, el príncipe emitió un segundo comunicado confirmando su retiro de la vida pública. “Me ha quedado muy claro en los últimos días que todas las circunstancias relacionadas con mi antigua relación con Jeffrey Epstein se han convertido en un problema serio para el valioso trabajo que hace mi familia en numerosas organizaciones y ONGs a las que estoy muy orgulloso de apoyar”, comienza. “Es por eso que le he pedido a su Majestad que me apartase de mis obligaciones públicas hasta que se aclarase todo en el futuro, y ella me ha dado su permiso”, continúa, antes e volver a insistir en que lo único que desea es que todo se aclare, y que las víctimas sean capaces de reconstruir sus vidas. “Por supuesto, estoy dispuesto a ayudar a cualquier autoridad legal con sus investigaciones, si así lo requieren”, concluye el príncipe.
Ahora, dos días después del comunicado, la reina Isabel II ha salido a montar a cabello con Andrés de York por las inmediaciones del castillo de Windsor. Las fotos los sitúan a lomos de dos equinos negros, a juego con su lúgubre atuendo. Una imagen que confirma que el príncipe Andrés sigue siendo el hijo predilecto de la reina, en las duras y en las maduras. El experto en realeza Richard Fitzwilliams le contó a la CNN que la relación de las monarca con el royal es mejor que la que tiene con sus hermanos por una cuestión circunstancia. “Cuando el príncipe Carlos y la princesa Ana nacieron, la reina no pudo pasar todo el tiempo que le gustaría con ellos”. Sin embargo, en 1960, la reina pudo implicarse más con la crianza de Andrés, “con el que tiene una afinidad particular”, concluyó Fitzwilliams.
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