Pese a que los últimos años han sido bastante felices para las hermanas Wachowski, el primer tráiler de la nueva entrega de Matrix, The Matrix Resurrections, deja ver que los años pasan para todos: para Keanu Reeves y Carrie-Ann Moss, y también para Lana Wachowski, que se ha atrevido a retomar la película que la convirtió en leyenda (a ella y a su hermana Lilly, esta vez ausente de la dirección, y embarcada en su propio proyecto).
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Matrix también anticipó el cambio que tomaron la vida de las dos hermanas trans: Lana se presentó como mujer en 2012, en la promoción de Cloud Atlas, y a Lilly la presentaron a la fuerza, cuando un periodista del Daily Mail se plantó en su casa en 2016, recién transicionada. Ambas han hablado en varias ocasiones que Matrix, en 1999, presentaba ya un argumentario trans "en una época en la que el mundo aún no estaba preparado", como contaba Lilly hace unos años. El dilema identitario; la búsqueda de libertad en un mundo uniforme y controlado; personajes como Switch (que en el guión original estaba previsto que cambiase de género en Matrix respecto al distópico mundo "real"); o la propia evolución del protagonista Neo (que pasa en la primera parte de persona enmudecida por los clónicos agentes a volar libre en un mundo del que ha roto las reglas)… Todos los mensajes estaban ahí.
Aunque la resurrección personal de las hermanas, especialmente la de Lana, más pública, le debe más a Netflix que a Warner. Y ya en la familia, a la decisión de su hermana Lilly de ausentarse en la segunda temporada de la serie que cocrearon: Sense8. Una serie donde la diversidad era la norma, y donde las relaciones interpersonales ya podían explorarse sin las caretas o alegorías que la realidad de 1999 le imponía a Matrix. Sense8 supuso la reconexión del ideario estético y formal de la Wachowski con el público –especialmente con la comunidad LGTBIQ–.
Y también una libertad más personal: hasta Sense8 las hermanas habían trabajado "como setas" en la oscuridad de los estudios. Su obsesión por tener el control total de sus producciones hasta el último milímetro había repercutido para mal tanto en su vida personal –son reclusivas por naturaleza– como en su trabajo. Con la serie de Netflix, Lana confesaba a Variety que su forma de trabajar había dado un giro de 180º.
Uno muy luminoso: los rodajes se convirtieron en una comunidad de gente que trabajaba unida haciendo suyo el mensaje de la serie: la empatía, la capacidad de ponerse en la piel y el sentir del otro en todos los niveles. Con rodajes que a menudo incorporaban multitudes de la vida real (una marcha del Orgullo en Sao Paulo, fiestas públicas furtivas donde el "¡corten!" lo daba la policía, discotecas donde los actores se fundían con los habituales…) Con un especial final en el que Lana Wachowski retomó el mensaje final de la trilogía Matrix: que el amor nos hace humanos, y que esa humanidad es capaz de superar cualquier límite.
En unas declaraciones para Netflix, Lana admitía que su relación con los personajes de Sense8 había sido "muy importante" para su propia vida, y reflexionaba sobre el paso del tiempo y el hecho de ir peinando canas ("tíñete de rosa", recomendaba), la soledad y el sentido de pertenencia a los demás. Un mensaje feliz (también es cierto que era para el especial navideño de Sense8), muy lejos de las confesiones que hizo en su emotivo discurso de 2012, cuando confesaba los problemas a la hora de negocar con Warner –las hermanas no querían hacer promoción en prensa, especialmente mientras Lana transicionaba– y muy especialmente los castigos a los que se había visto sometida de niña por no adecuarse a lo que las monjas católicas de su colegio consideraba que tenía que ser el género.
Ese sentido de conexión con los demás ha sido la base de su discurso en los últimos diez años. Ella misma reconocía en ese discurso que escribían películas que hablaban "sobre que nuestras vidas no nos pertenecen por completo" y que "tenemos cierta responsabilidad hacia los demás", no importa cuánta ciencia-ficción o tiempo bala incluyesen. Así, Lana se ha atrevido ahora a revisitar la vaca sagrada de su carrera, y el tráiler ya da la misma importancia al reencuentro entre Keanu Reeves y Carrie-Ann Moss que a las señas de identidad de una película que redefinió para siempre la acción cinematográfica. El resultado lo veremos en Navidad. Ahora la duda es si la nueva Lana estará dispuesta.a someterse al ojo público de la promoción, o dejará que la nueva Matrix (que Neil Patrick Harris, presente desde los primeros segundos del tráiler, ha definido como "mucho más inclusiva") hable por sí misma, en un mundo muy distinto al que despertó en 1999.
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