La historia que hay detrás de un perfume es siempre fascinante. ¿De dónde nace la idea? ¿Cuántas pruebas se hacen hasta dar con el aroma deseado? ¿Quién decide la forma del frasco? Corría el año 2006 cuando Tom Ford quiso incursionar, después de haber arrasado en la moda, en el mundo de la belleza con un perfume innovador, totalmente distinto a los que había en el mercado. ¿Lo logró? Claramente, pues quince años más tarde Tom Ford Black Orchid siendo el favorito de millones de mujeres y ocupando las mejores vitrinas de los centros comerciales más prestigiosos del mundo.
En busca de la orquídea negra
Asegura Tom Ford que siempre que emprende un proyecto, sea una colección de moda, de cosmética o una película (es director de A Single Man y Animales Nocturnos) se obsesiona totalmente. Su primer perfume en solitario, después de su paso por Gucci e Yves Saint Laurent, lo atrapó. Quería que fuera exclusivo y aunque pudo haber escogido entre las millones de flores exóticas que le proponía su equipo, él solo pensaba en una: la orquídea negra. “Era la flor perfecta: lujosa, elegante, pura, sofisticada… El único problema era que no existía”, cuenta el diseñador divertido. “Durante siglos, expertos en orquídeas la habían buscado sin éxito, hasta que un especialista de Carolina consiguió por fin un híbrido que todavía se reconoce como el único espécimen natural de orquídea negra que hay en el mundo. En cuanto la vi, supe que la tenía y que sería el icono de mi primera fragancia”, recuerda Ford.
Tenía la inspiración y el ingrediente principal, pero quedaba dar con un aroma que evocara el lujo, que fuera impactante y delicado a la vez. “Pudimos capturar las moléculas en el aire alrededor de la floración de la orquídea negra para que fuera el corazón de la fragancia”, explica. Luego, se unió a trufa negra e ylang, bergamota fresca y arándanos, todo esto acentuado con madera de loto.
Otra persona podría haber tenido suficiente pero un genio, no. Así que, añadió lo que denomina Acorde Noir Gourmand: pachuli, incienso y vetiver. Por último, unas lágrimas de vainilla para dar cremosidad y madera de sándalo. “Una de mis virtudes es saber lo que quiere la gente antes de que ellos lo sepan. Me pasa por ejemplo al ver una colección de diez pares de zapatos. Sé cuál se va a vender más solo con una primera ojeada. Con Black Orchid me pasó lo mismo”, asegura Ford.
Y nació Tom Ford Black Orchid. El diseñador texano arriesgó lanzando un perfume intenso, novedoso y muy sensual, ideal para las noches y para esos momentos que pensamos que van a quedar en nuestro recuerdo para siempre. Una fragancia que evoca un lujo intemporal y que mantiene la sofisticación de los clásicos que jamás pasan de moda. Este es el secreto del éxito.
Dos frascos de colección
El proceso de elección del frasco tampoco se tomó a la ligera. Aquí el diseñador apostó por un trío imbatible: “elegancia, estilo y perfección de líneas”. Diseñado por Doug Lloyd, con forma de botella, de color azabache que se inspira en el movimiento Art Déco, está rematado con una placa de oro de 23 quilates y lleva un cordón atado a mano. Son de colección y están disponibles en tiendas Primor o si lo prefieres en su web, donde por la compra de un producto Tom Ford te regalan una mini talla deluxe de regalo. ¡No te quedes sin ella!
Existe una versión aún más ostentosa, una edición limitada que se encargó a la vidriera francesa Lalique, que lleva más de cien años fabricando obras de arte en cristal. “Era mi única opción —afirma Ford—. Su historia, tradición y artesanía me facilitaron la decisión”. Implicado al cien por cien también en este frasco ‘de oro’, Cada ejemplar está firmado, numerado y se presenta con certificado de autenticidad.
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