Ivanka Trump aterrizó el pasado lunes en Colombia para emprender una visita oficial con el objetivo de promover el empoderamiento económico de las mujeres en el país latinoamericano. Un viaje no exento de polémicas por varias razones. La primera porque llegó prácticamente en calidad de primera dama. Mientras que nadie tiene demasiado claro cuál es el papel de la hija de Donald Trump, ella sigue asistiendo a cumbres de mandatarios, reuniones y viajes de Estado acaparando mayor protagonismo que miembros del gobierno o que la propia primera dama, Melania Trump. Pero sobre todo, la mayor controversia ha estado generada a raíz de las posturas sobre feminismo e inmigración que sigue el presidente de los Estados Unidos y que, por tanto, ella representa.
A su llegada al aeropuerto de Bogotá el pasado lunes, estrenando corte de pelo y con un vestido blanco cruzado de manga corta y falda de tablas, la recibía la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, la primera mujer en ocupar este cargo. Un logro feminista que choca de plano con las polémicas en las que Donald Trump se ha visto envuelto por su relación las mujeres o sus comentarios despectivos a contrincantes políticos femeninos, como Hillary Clinton.
La respuesta en las redes sociales no se ha hecho esperar y voces críticas, como la de la escritora Amalia Andrade, se oponían a la idea de que Ivanka Trump visitara su país para ayudar a las mujeres colombianas.
Gustavo Petro, político progresista que se presentó a las elecciones presidenciales, aprovechó una fotografía controvertida en la que Guillermo Botero, ministro de Defensa parecía mirar el trasero de Ivanka Trump para criticar las posturas en cuanto a política de inmigración del Gobierno norteamericano.
Esta imagen se hizo viral en cuestión de horas y el propio Guillermo Botero, ministro de Defensa, tuvo que salir del paso desmintiendo que estuviera admirando la retaguardia de Ivanka, "simplemente en el lugar donde uno se paraba había unas tarjetas, llamémoslas, con el nombre de cada una de las personas y nosotros teníamos señalados exactamente el puesto que ocuparíamos. Yo lo que estaba buscando era mi lugar", declaró el ministro a RCN Radio asegurando que la interpretación que se hizo de la foto respondía a "acciones perversas" con claras motivaciones políticas.
La foto de la discordia se tomó en la mañana del martes, en uno de los actos previstos en la agenda oficial de Ivanka Trump: la ofrenda floral en la Escuela de Policía General Santander, donde el pasado mes de enero fallecieron más de 20 cadetes. Un acto solemne que Ivanka Trump aprovechó para rendir homenaje al país que la recibe llevando un vestido de la diseñadora colombiana Johanna Ortiz. Se trata de un diseño en verde militar de corte midi y con grandes volantes en la falda y en las mangas. Unos volantes que le jugaban alguna mala pasadapor culpa de fuerte viento.
Ya por la noche, y sin contratiempos metereológicos, la hija de Donald Trump volvía a optar por un vestido de Johanna Ortiz para su encuentro con el presidente de Colombia, Ivan Duque y su mujer, María Ruiz. Un vestido en amarillo metalizado, ajustado y de finos tirantes que Ivanka combinó con unos zapatos de salón plateados y unos potentes labios rojos.
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Está previsto que mañana viaje junto a la vicepresidenta a Cúcuta, en la frontera con Venezuela, y la idea es, según contaba Marta Lucía Ramírez, "compartir con ella toda nuestra política de género".
Este viaje se enmarca dentro de la Iniciativa Global para el Desarrollo y la Prosperidad de las mujeres, un programa propuesto por la propia Ivanka para fomentar la formación femenina, facilitar el apoyo financiero y las condiciones laborales de las mujeres en países con políticas sociales menos desarrolladas. En este viaje la acompaña el subsecretario de Estado, John Sullivan, aunque en las imágenes sea Ivanka Trump la que acapare todo el protagonismo, ¿pura cuestión de imagen? ¿O Ivanka Trump se enfrenta a los prejucios que supone ser la hija de Donald Trump? Desde su llegada a la Casa Blanca uno de sus principales objetivos ha sido el de promover la fuerza laboral femenina. Una misión que habría sido aplaudida con cualquier otra política al frente pero que con ella solo recibe críticas y prejucios. ¿Es tan feroz el león como lo pintan? Está visto que la polémica le acompaña allá por donde pisa.
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