Víctima de su padre; ‘Ömer, sueños robados’

  • Levent pide disculpas a Meryem por dudar de ella.
  • Tekin pretende vender a los niños a otro mafioso.
  • Hülya no puede moverse de cuello para abajo.

    Safiye está limpiando el cuarto de su hija cuando encuentra la sortija que supuestamente compró en un mercadillo. Al verla de cerca, la mujer confirma que es de compromiso y no una baratija como la joven le hizo creer. “Alguien tuvo que regalársela, pero no tengo idea de su identidad”, piensa la señora. Decidida a saber qué está pasando, habla con Dogan. Este ve en el enfado de al mujer la oportunidad perfecta para vengarse de Ayse. “Su ya no tan niña tiene amoríos con uno de sus jefes, se llama Cemil y solo Dios sabe hasta dónde han llegado. Debería vigilarla más”, sugiere el hombre.

    Siguiendo los consejos de su vecino, se presenta en la empresa en la que trabaja su hija para ver cómo se comporta con sus compañeros y averiguar si ha iniciado algún romance a sus espaldas.

    Entretanto, Tekin visita a Durmus y le deja muy claro que si quiere seguir con vida deberá lograr que Meryem vuelva a trabajar con él. “Escúchame bien, no te dejaré en paz ni a ti, ni a tu familia, hasta que su hija esté a mi lado”, le explica el mafioso delante de Neriman. Además, está muy enfadado por no haber podido vender a los niños, pues estos ahora viven felices y tranquilos en un orfanato a la espera de ser adoptados.

    En la mansión, Aysel se desquita de todos los malos tratos que recibió por parte de Hülya ahora que esta se halla postrada en una cama. La criada le arrebata de su armario uno de sus vestidos favoritos, a la vez que se burla de ella. “Ya no puedes moverte de cuello para abajo y no podrás lucir estos trajes”, dice con una sonrisa. Después, mientras le da de comer, tira un poco de la sopa sobre el pijama de la tetrapléjica, ensuciándola por completo.

    Al día siguiente, Durmus charla con Meryem, que se niega a ponerse bajo las órdenes de Tekin. Para obligarla a hacerle caso, el hombre la encierra en una cabaña. “De aquí no saldrás si no aceptas el empleo”,asegura. Por fortuna para la muchacha, Levent ya se ha percatado de su desaparición y va en su busca.

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