La exfoliación es, básicamente, un potente método de limpieza y regeneración de la superficie de la piel (la capa córnea), un reseteo en profundidad, pero hay que tener algunas precauciones para que esta técnica prodigiosa no se convierta en un problema. Estas son las seis cosas que debes saber sobre la exfoliación.
Las pieles secas no se libran
No pienses que por tener un cutis más bien seco la exfoliación te va a deshidratar más la piel. Este tipo de cutis necesita, como el resto, un saneamiento en profundidad de forma periódica, especialmente a medida que vas cumpliendo años. Eso sí, para evitar daños, elige una fórmula en crema que contenga hidroxiácidos y a continuación aplícate una hidratante untuosa. Solo si padeces rosácea o determinadas formas de dermatitis deberás abstenerte.
También se pueden usar si hay acné
Es más, si tienes granitos, tu piel es una de las mejores candidatas para una exfoliación controlada, que permitirá retirar el exceso de sebo y desincrustar los poros. Lo más recomendable en este caso son los peelings con ácido glicólico o salicílico, y para eliminar la grasa, mascarillas de arcilla o de carbón. Ni se te ocurra elegir tratamientos con partículas de arrastre (cáscaras de frutos, esferas de sílice o aluminio), porque pueden empeorar las lesiones de este tipo de piel.
Cada cosa para lo que es
Ni debes utilizar la exfoliante de rostro para el cuerpo ni a la inversa, si es que quieres disfrutar de todos sus beneficios y no correr ningún peligro. Los productos destinados al cuerpo contienen gránulos más duros, porque la piel del cuerpo es más resistente, así que dañarían el cutis, y si lo haces al revés, estarás malgastando activos que con toda seguridad no necesitan tus piernas.
En su justa medida
Exfoliarse es fundamental, pero no hay que pasarse. Si tienes la piel grasa, mixta o gruesa puedes repetir el proceso un par de veces a la semana. En el caso de las normales, espácialo 10 días y en las secas bastará con dos veces al mes. Si te excedes, solo conseguirás irritar el cutis y hasta puedes provocar erupciones, pues estarás dejando la piel desprotegida al eliminar todos los lípidos de la piel.
Detecta el problema y atácalo
Como ocurre con las cremas hidratantes, las fórmulas exfoliantes también son diversas y no todas sirven para todo el mundo. Identifica tu problema y fíjate en los activos del producto. En función de las distintas necesidades, opta por una que incorpore ácido kójico para difuminar las manchas, láctico para estimular el colágeno, acelaico por su función antiinflamatoria o linoleico para conseguir un extra de luminosidad.
El momento importa
Si tienes una piel sensible o vas a utilizar un peeling que contenga ácido retinoico, asegúrate de que realizas el proceso de exfoliación por la noche. Y por el día, para evitar el riesgo de micropigmentaciones, aplícate un fotoprotector después de la hidratante.
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