Sexsomnia: el sonambulismo que lleva a tener sexo mientras se duerme

Los trastornos del sueño son variados y afectan a una gran cantidad de personas. Se han catalogado más de 100 diferentes trastornos, que van desde el insomnio hasta el síndrome de las piernas inquietas o la narcolepsia. Estos suelen ser los más usuales, pero hoy vamos a ocuparnos de la sexomnia, un padecimiento menos conocido.

Las personas que padecen sexsomnia, una enfermedad que la Dra. Milagros Merino, miembro de la Sociedad Española del Sueño (SES), describe como «el intento de realizar o consumar conductas sexuales de forma inapropiada e inhabitual, sin relación con ensoñaciones de contenido sexual, y sin ser conscientes de ello ni recordar haberlas realizado cuando se despiertan la mañana». La sexsomnia no tiene ninguna relación con trastornos de tipo sexual, pues el comportamiento sexual de los pacientes cuando están despiertos es totalmente distinto. De hecho, se han dado casos de personas heterosexuales que realizan prácticas homosexuales.

¿Qué es la sexsomnia?

La sexsomnia es una patología muy poco frecuente que la Academia Americana de Medicina del Sueño define como «un trastorno del sueño, subtipo de parasomnia en sueño NREM y variante de los despertares confusos, diferente de las eyaculaciones nocturnas fisiológicas o la hipersexualidad de origen médico o farmacológico». De hecho, en la literatura médica se conocen menos de 60 casos confirmados de sexsomnia, pues muchas veces los síntomas coexisten con otras parasomnias como el sonambulismo.

La sexsomnia se clasifica en las parasomnias son actividades disruptivas, anormales y habituales que ocurren entre y durante las etapas de sueño profundo, como los sonambulismos o los terrores nocturnos.

La sexsomnia puede desencadenarse por cualquier cosa que interrumpa un patrón de sueño normal y saludable, como beber alcohol o tomar cafeína con poco margen respecto a la hora de acostarse. La depresión, la ansiedad, el estrés y la falta de actividad sexual también pueden ser los causantes.

Además, esta parasomnia produce comportamientos distintos en hombres y mujeres, la frecuencia es variable –desde un único episodio hasta varias veces por semana–. En ellas se limita a la masturbación y la verbalización sexual; ellos van un poco más lejos e intentan consumar el coito o acariciar los genitales y los pechos de la pareja o personas de su entorno cercano.

Diagnóstico, consecuencias y tratamiento

El hecho de que los pacientes no recuerden los episodios dificulta el diagnóstico de la sexsomnia. Son las parejas, o las personas objeto de sus prácticas, las que detectan un comportamiento sexual anómalo que cuando es descrito genera un sentimiento de vergüenza y asombro en el sexsomne, que incluso puede llegar a la humillación por considerar aberrantes sus actos.

La periodicidad de los episodios es otro de los factores que hace complicado diagnosticar a un paciente de sexsomnia, ya que no tienen porque seguir una regularidad que haga pensar que existe un trastorno del sueño

La sexsomnia plantea un reto para la medicina legal y forense, porque, además de los problemas personales y conyugales para los pacientes, también puede tener repercusiones legales en casos que involucren a menores, o en otros en los que se ha consumado la penetración y han sido juzgados como violaciones.

En cuanto al tratamiento existente para la sexsomnia lo más recomendable es seguir unas normas básicas de higiene del sueño. Dormir el tiempo suficiente para estar descansado durante el día, llevar una rutina diaria de horarios de sueño y de alimentación, evitar la ingesta de estimulantes al final del día y no estar expuesto a pantallas iluminadas antes de acostarse.

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