Aunque el estilo de las prescriptoras nórdicas se ha convertido en uno de los más aclamados de los últimos años, aún no ha logrado batir al je ne sais quoi de las mujeres francesas. A ellas se les atribuyen cualidades con las que es imposible no soñar, desde tomar queso y vino sin engordar, hasta lograr el pelo perfecto (especialmente ese flequillo cortina a lo Brigitte Bardot) sin esfuerzo y, por supuesto, un don estilístico innato.
Mucho se ha explorado el interior del armario de las francesas para desgranar los básicos de su estilo. En él destacan prendas sencillas, como camisas blancas, pantalones vaqueros, bolsos estilo capazo o bailarinas. Durante la primavera y el verano, hay una prenda más que se suma al perfecto guardarropa de las más estilosas del país vecino: el vestido abotonado. Este tipo de vestidos, que cuentan con una fila de botones desde el escote o la cintura hasta el final del mismo, son toda una máxima de estilo de las francesas. El porqué reside probablemente en lo favorecedores que resultan, ya que al contar con botones se adaptan a la silueta sin marcar en exceso, logrando sentar bien a todos los tipos de cuerpo. Además, se trata de una prenda totalmente atemporal.
Un claro justificante de que este es uno de los vestidos de las francesas por excelencia se encuentra en la firma Rouje de Jeanne Damas, donde puede hallarse el llamado vestido Gabin, un diseño midi con una fila de botones cruzados que se ha convertido en uno de los más icónicos de la firma y que se agota cada año con la llegada del buen tiempo.
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Los estampados, colores y formas de combinar los vestidos de esta tipología son de lo más amplios. En estampados suelen destacar los florales de aspecto retro y, para combinarlo, las francesas apuestan casi siempre por dos complementos estrella: unas alpargatas o esparteñas de cuña y un bolso de mimbre o rafia, bien sea estilo cesta o capazo.
Vestidos abotonados en las firmas de moda:
¡Lo quiero!
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