Las claves para aplicarlo bien y sacarle partido al tónico en tu rutina facial

Después de desmaquillarte y antes de aplicarte el sérum o la crema hidratante nocturna, está ese líquido, habitualmente en tono pastel, que para muchas es esencial pero al que no terminas de encontrarle el próposito. Es el tónico, el intermediario entre la limpieza y el tratamiento, que refresca tu piel y complementa a los limpiadores. Y de vez en cuando te planteas si puedes ahorrarte ese dinero, para otros productos que te proporcionen resultados más visibles.

No lo hagas. El tónico puede ser un gran aliado en el cuidado de la piel si tienes en cuenta los pasos a seguir en su utilización y sabes sacar partido a los múltiples beneficios que proporciona. Porque el tónico no está reservado únicamente para las pieles con exceso de grasa, y es un paso previo fundamental si quieres eliminar las impurezas sobrantes del limpiador. Además, aumenta la absorción de los productos que cierran esta rutina.

Un uso constante del tónico facial proporciona a nuestra piel una apariencia más uniforme y brillante, en la que ni la sequedad ni la grasa tienen cabida. Porque para corregir esa sequedad podemos recurrir a un tónico hidratante con ingredientes como el agua de bambú, mientras que si nuestro problema es el exceso de sebo, podemos controlarlo con productos astringentes o equilibrantes.

El mercado de los tónicos faciales ha evolucionado mucho en los últimos años, y también podemos encontrar productos específicos para tratar la hiperpigmentación, con ingrendientes como la vitamina C o el agua de arroz. Pero también para maximizar nuestro tiempo dedicado a la rutina facial, con tónicos faciales exfoliantes que contribuyen a la limpieza de poros y el alisado de la piel.

A la hora de aplicarlo, puedes decantarte por unos discos de algodón o hacerlo directamente en las manos. La primera opción es ideal para aquellas que tienen la piel grasa, ya que ayudará a facilitar la eliminación de las impurezas sobrantes que hayan sobrevivido al limpiador. La segunda, por su parte, es ideal si tenemos la piel seca o sensible, y recurrimos a un tónico hidratante, ya que puede ayudar a la absorción y garantizar que se absorbe el producto correctamente.

Entre los beneficios del tónico facial está facilitar la penetración de los productos que forman parte de la rutina de belleza nocturna. Por lo que, al contrario de lo que podrías pensar, no es necesario que después de aplicártelo esperes para que se seque antes de aplicarte el sérum o la crema hidratante. Al igual que el jabón es más efectivo cuando hay agua de por medio, los productos finales pueden maximizar sus beneficios si se aplican cuando el tónico aún está en tu piel.

El tónico facial no es un producto revolucionario que vaya a cambiar la vida de nuestra piel, pero con estos sencillos trucos a tener en cuenta puede ser el aliado ideal para conseguir un cutis perfecto.

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