Una romántica historia de amor que comenzó cuando la reina Isabel IItenía tan sólo 13 años y se quedó prendada de un apuesto joven que años más tarde se convertiría en su marido. Ella dio el primer paso al escribirle una carta y desde ese momento vivieron un amor secreto. Tras siete años enamorados, por fin pudieron cumplir el sueño de convertirse en marido y mujer el 20 de noviembre de 1947 en la Abadía de Westminster. Un matrimonio de 73 años que siguió unido hasta el último suspiro del duque de Edimburgo.
Pocas personas en el mundo pueden presumir de mantener una relación de pareja durante 73 años. Sin embargo, Isabel II y Felipe de Edimburgo sí lo podían hacer. La soberana británica, acostumbrada a batir récords, sumaba uno más a su larga lista.
Repasamos su larga de historia de amor.
Isabel Alejandra María se convirtió en la heredera al trono británico de forma repentina cuando su padre fue coronado Rey en 1936 tras la abdicación de su tío, Eduardo VIII, por amor a la americana Wallis Simpson.
Tuvo una infancia y juventud feliz rodeada de buenos modales y estrictas enseñanzas, pues su papel sería muy importante en unos años.
Felipe de Grecia y Dinamarca, hijo de Andrés de Grecia y Dinamarca y de Alicia de Battenberg, nació en Corfú y fue educado en Inglaterra y Alemania. Adoptó el apellido de su madre, aunque traducido al inglés (Mountbatten) para poder servir en la Royal Navy, donde alcanzó el grado de teniente.
Luchó en la II Guerra Mundial y obtuvo la Cruz Griega del Valor.
Quién le iba a decir a la jovencita Isabel, de tan solo 13 años, que se enamoraría en la boda de su prima, la princesa Marina de Grecia. La princesa quedó prendada del príncipe Felipe de Grecia y Dinamarca, un joven de 18 años alto, apuesto y de cuerpo atlético.
Días después de la boda y sin tener noticias suyas, la futura soberana decidió escribirle una carta y así comenzó una relación basada en un intenso intercambio de epístolas.
Aunque se comprometieron en secreto, la Familia Real británica no lo vio con buenos ojos debido a la juventud de la princesa, 20 años. No obstante, Jorge VI les dio su bendición no sin que antes Felipe tuvo que renunciar a su nacionalidad, religión y apellido, adoptando el materno (Mountbatten), así como a sus derechos de sucesión de Dinamarca y Grecia.
La pareja se casó el 20 de noviembre de 1947 en la Abadía de Westminster. Ese mismo día, el Rey dio a Felipe el tratamiento de Su Alteza Real y lo nombró Duque de Edimburgo, Conde de Merioneth y Barón Greenwhich.
Tras varios años enamorados, por fin pudieron cumplir el sueño de convertirse en marido y mujer. En la imagen, los recién casados saludando desde el balcón de palacio.
La princesa Isabel lució un vestido de color marfil y decorado con 10.000 perlas blancas importadas directamente de América, hilo de plata y bordados de tul. Como detalle, las orquídeas blancas del ramo de novia iban acompañadas por una ramita de mirto que había crecido del arbusto que plantó la reina Victoria, su bisabuela, tras su boda.
Debido al racionamiento sufrido después de la Segunda Guerra Mundial, su boda no gozó de muchos lujos. La futura reina incluso tuvo que utilizar cupones de racionamiento para comprar el material de su vestido de boda, y le regalaron los ingredientes de su tarta nupcial.
El día de la boda, el acontecimiento fue seguido de cerca por más de un millón de ciudadanos que se agolparon en las calles para ver la comitiva nupcial. Era el primer enlace real tras la II Guerra Mundial.
Los que prefirieron seguirlo desde sus casas o trabajos no tuvieron problemas, ya que la radio se convirtió en la protagonista del evento llevando en primicia el relato y la crónica del enlace real.
La feliz pareja disfrutó de su luna de miel en New Hampshire (Estados Unidos) y en el castillo de Birkhill, en Escocia.
De vuelta a la rutina, el matrimonio vivió en Windlesham Moor hasta 1949. En ese año se instalaron en Clarence House.
Un año después de su boda llegaba al mundo su primer hijo, el príncipe Carlos. Y dos años más tarde, nació la princesa Ana.
Con sus hijos, el príncipe Carlos y la princesa Ana, en agosto de 1951, dos años antes de la coronación inesperada de Isabel.
Tras el fallecimiento del rey Jorge VI, Isabel fue coronada como Reina de Inglaterra con tan solo 25 años, en junio de 1953. Fue la primera coronación televisada de la historia británica.
A partir de este momento, la vida del matrimonio cambió de forma radical.
Los reyes han tenido cuatro hijos: Carlos (1948), príncipe de Gales; Ana (1950), princesa real; Andrés (1960), duque de York; y Eduardo (1964), conde de Wessex.
Felipe tampoco pudo ejercer como militar ya que tuvo que tomar el rol de príncipe consorte.
Muy celosos de su intimidad, el matrimonio comparte aficiones comunes como la caza.
Aunque nunca ha habido documentos gráficos que lo confirmen, a Felipe de Edimburgo se le han adjudicado numerosos romances a los que la reina supo hacer frente en la intimidad de palacio.
Tanto Isabel II como el príncipe Felipe han trabajado durante toda su vida por y para el pueblo británico. Centenares de viajes, reuniones, compromisos, eventos yhan ocupado una agotadora agenda oficial que ha ido liberándose con el paso de los años.
El 21 de abril de 2016, Isabel II celebró 90 años, ejerciendo como soberana 64 de ellos. Para esta fecha tan especial, la capital británica se vistió de gala durante una semana en la que se celebraron numerosos festejos conmemorando el cumpleaños de la Reina.
Como siempre, «su fiel escudero» estuvo a su lado en todo momento.
El príncipe Felipe decidió jubilarse este año. Según el comunicado que emitió la Casa Real británica: «Su Alteza Real el Duque de Edimburgo ha decidido que dejará sus compromisos oficiales en otoño de 2017. En esta decisión, el Duque cuenta con todo el apoyo de la Reina Isabel. El Príncipe Felipe seguirá adelante con su agenda prevista hasta agosto, tanto individual como junto a la Reina. Posteriormente, el Duque no aceptará nuevos compromisos, invitaciones para visitas ni compromisos, aunque podría aparecer en algunos actos».
El consorte de la Reina eligió el desfile de los Royal Marines, a los que pertenece desde 1953 tras suceder al rey Jorge VI como Capitán General, como último acto antes de su retirada, que tuvo lugar el 2 de agosto en el patio del Palacio de Buckingham.
Tras su matrimonio con Isabel II, y sobre todo, tras su coronación, el Duque de Edimburgo quedó relegado a un segundo plano en la vida pública. Pero mientras que Isabel hacía frente a las obligaciones que la corona le imponía, Felipe se postuló como el cabeza de familia.
Pese al desempeño de un papel secundario en la vida pública, el Duque de Edimburgo deja atrás 22.191 actos a los que ha asistido desde 1952. Sin embargo, seguirá asociado, aunque no con un papel activo, a las 780 organizaciones de las que es presidente, miembro o patrón.
Isabel II es la monarca más longeva de Europa, 68 años como Reina, y no parece tener ganas de jubilarse. Su hijo Carlos es conocido como el eterno heredero ya que de momento tiene que seguir esperando a que su madre abdique o fallezca para ser rey.
Los círculos íntimos de la reina aseguran que ella jamás se ha planteado abdicar en favor de su hijo, tal y como hicieron otros monarcas como Juan Carlos I en favor de nuestro Rey Felipe IV o anteriormente Beatriz de los Países Bajos en favor de su hijo Guillermo.
Para conmemorar esta fecha tan especial de su 70 aniversario, la Real Casa de la Moneda del Reino Unido lanzó unas piezas para coleccionistas que homenajean su aniversario.
Las monedas son de plata y tiene un valor entre 5 y 20 libras. En una cara aparece el retrato de perfil de la Reina y del Duque; y en la otra, la pareja montando a caballo, una de sus grandes pasiones. Además, en torno a cada moneda hay una inscripción: «Unidos en feliz matrimonio 1947-2017».
Aunque han pasado por momentos complicados como las separaciones de sus hijos, trágicas muertes, catástrofes naturales y actos de terrorismo, Isabel y Felipe han sabido «capear» juntos el temporal logrando ser el matrimonio más longevo y consolidado de la monarquía europea.
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