«El hambre agudiza el ingenio», siempre ha sido un refrán dicho por las abuelas. Esos seres maravillosos que llevan perfumes empolvados, se pintan los labios de rosa (como la reina Isabel II) sin importar la ocasión y se ponen las sortijas de oro para ir al supermercado. De las permanentes ya hablaremos otro día. Icónicas, perennes y con las uñas perfectas siempre pintadas de rojo, son la sabiduría hecha mujer. Me acuerdo que la mía cantaba «Y pena, penita, pena, pena. Pena de mi corazón. Que me corre por las venas, pena. Con la fuerza de un ciclón» sin cesar. Lola Flores, (1939-1995), La Faraona no solo fue una estrella con todas las letras en su época. Sino que ha conseguido lo más difícil, mantener su arte vivo, generación tras generación haciéndose incluso más diva, más señora y más rebelde conforme pasan los años.
Un fenómeno que ha revivido Cruzcampo con su último anuncio, pero que ya se había manifestado en redes sociales, sobre todo en Intagram. Refleja la época que estamos viviendo: no hay novedades (suficiente ya con ver las noticias, dos palabras: ciencia ficción), así que lo más sencillo y lo que más alimenta el alma es tirar del «todo tiempo pasado fue mejor» y recordar. De ahí el revivial de ‘Física y Química’, ‘Los Hombres de Paco’ y ‘Un paso adelante’ en la televisón. Vivimos de recuerdos. Y el de Lola Flores, la folcórica entre las folclóricas, es eterno. Ahora no hay ingenio, la moda es rescatar iconos del pasado.
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El spot la ha traído de vuelta a través de la tecnología ‘Deepfake’ el día que hubiera cumplido 98 años. La campaña, con ‘Con mucho acento’ ha puesto de manifiesto dos cosas. La primera, el alcance de la tecnología, la segunda: cómo Lola Flores fue y será un auténtica fantasía. Matriarca, artista y libre, ha dejado un gran legado que sus hijas, siguen manteniendo vivo. Para el spot se trabajó con la familia Flores muy de cerca, Rosario al verlo reveló «que se le pusieron los pelos de punta». Lolita, fue más allá: «Hoy cumpliría 98 años. Y está vivita y coleando porque la veo todos los días en las redes. Y está presente cada día en nuestras vidas», dijo.
La Faraona falleció el 16 de mayo de 1995 a los 72 años. Hasta su despedida fue un espéctaculo: su último adiós fue multitudinario, lleno de personajes de la época. Lola Flores, que murió a causa de un cáncer de mama dejó a media España deshecha con su marcha. Fue la gran líder de un clan de artistas y la primera folclórica en hablar de las relaciones extramatrimoniales, de las drogasy de la violencia contra la mujer. Reina de pies a cabeza, su portada de ‘Interviú’ no fue un robado de paparazzis, como se hizo creer en la época. Si no un acuerdo «atado y bien atado» por el que la artista cobró y mucho: diez millones de pesetas para ser exactos. Mantuvo que ella no pactó nada con la revista hasta sus últimas consecuencias, pero el tiempo ha esclarecido que fue uno de los negocios más bien llevados de la artista.
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La sesión de fotos fue de los más extravagante, como si del old Hollywood se tratase: las fotos se tomaron en la piscina de Los Gitanillos, la residencia de verano de la familia en Marbella. Un fotógrafo, en apariencia, sin escrúpulos, tomó las fotos que después aparecerían en portada y con las que se venderían miles de ejemplares. Años más tarde y con el escándalo atrás, el propio exdirector de la revista, Miguel Ángel Gordillo dijo que había sido el reportaje más dificíl de pactar de toda su vida.
Es más, el autor de las imágenes, contó a LOC hace unos años que «ella no quería cheques ni nada, lo quería en billetes, así que bajó el director de la revista, que entonces era el abogado catalán Eduardo Álvarez Puga, con un maletín. Antes de empezar las fotos, Lola, que tenía mucha gracia, me enseñó una teta: ‘para que vea usted el material antes de comprarlo'». Una mentirijilla piadosa que los españoles, han sabido perdonar. ¿Se puede ser más diva?
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La respuesta está clara: evidentemente, no. ¿La prueba? «Venga esa copa pa’rriba» y «si me queréis, irse», pero hay más anécdotas, que quizás, no conocías. Un aperitvio en forma de perla, «Dígale al señor ministro que yo seré Lola Flores hasta que me muera y que él ya no lo será el año que viene. Si quiere un saludo mío, que venga él”, le dijo al mensajero de un ministro español cuando en una cena de gala en Miami pidió que fuese a saludarlo.
Cuando Lolita cuenta en TCMS que su casa siempre estaba llena de gente, no miente. Las dos casas que tenía Lolita, tanto la de Madrid en María de Molina como la de Marbella siempre tuvieron las puertas abiertas. Audrey Hepburn, Yul Brinner, Sean Connery o Gina Lollobrigida eran asiduos a las fiestas de La Faraona, sobre todo las que daba en verano que solían acabar por la mañana. Incluso, se desayunaba ahí y algunos se quedaban hasta la hora de comer. Siempre había potaje, gazpacho, huevos con patatas y un jamón. Pero no cualquiera: uno que enviaba Lucio, de Casa Lucio en Cava Baja. Ahora el toque de queda es a las 22h. Como ha cambiado el cuento…
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Lolita era quién la ponía en vereda. Se dice, se cuenta, se rumorea que la frase estrella para sacarla del bingo era «Vámonos rápido que viene Lolita», aunque no fuese verdad. Lo cierto es que a rebelde no le ganaba nadie: cuando pasó el famoso jucio dijo que ya no se llamaría Lola de España, sino Lola de Hacienda. Sin palabras.
En Venecia conoció al ex ministro británico Churchill, que estaba con su mujer. Ella fue la que hizo de intértrete. Ni Lola sabía inglés, ni Churchill español. Después del encuentro ella dijo que si él siendo tan listo no sabía su idioma, ella tampoco el suyo.
Nada más que añadir. Únicamente: olé.
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