Te despiertas por la mañana con energía, pero te acuestas derrumbado. Estás más horas que nunca pegado a la pantalla del ordenador y a las páginas de los libros, las reuniones se han multiplicado e impiden que puedas dedicar todo el tiempo que necesitas a tus tareas, terminas de trabajar y te toca realizar una infinidad de labores domésticas… Si todos estos factores están influyendo en tu estado de ánimo y al final del día lo único que quieres es dormir, no te preocupes, es normal.
Tu esfuerzo mental lo estás llevando al límite y esta montaña rusa emocional convierte tu estrés en cansancio. Has sustituido tu entrenamiento físico por el mental y la presión sobre tu cerebro no hace más que aumentar sus niveles. Pero, ¿cómo es posible que si no te mueves lo suficiente y si te acuestas antes en cama estés tan cansado? Te lo repetimos: es estrés. Y está restando tu energía.
El problema sobre todo radica en que, si en circunstancias normales podías despejar tu mente de tu hogar y de tu trabajo, ahora es mucho más complicado ya que parece que tu vida se ha reducido a tan solo dos ámbitos y lugares. Esta situación provoca que las hormonas encargadas de generar tu estrés, como el cortisol, influyan en tu fase REM, haciéndola más ligera y, por tanto, tu descanso menos profundo. Porque si bien es cierto que pasamos más horas que nunca en la cama, también lo es que dormimos menos que antes.
Dormir correctamente refuerza la capacidad de recuperarse en estas estresantes situaciones, dejando también que los cambios hormonales no sean tan bruscos y que las emociones se manifiesten de manera equilibrada y uniforme. Esto ahora parece imposible conseguirlo.
Cómo dormir bien
Entonces, ¿qué hacer cuándo esto ocurre? No existe cura, solo existe aprendizaje. La solución consiste en forzar a tu cuerpo a lidiar con este problema para poder dormir en calma.
Para lograrlo, puedes descansar durante tu jornada de trabajo. No se trata de dejar de trabajar si no de tomarte pequeños intervalos de evasión cada hora o cada hora y media en los que el café no acompañe al teclado, si no que pienses en ese momento como desconexión. Al hacer esto, ajustas tu ritmo ultradiano y calmas tu energía para recuperarla luego.
También puedes incorporar a tus rutinas un nuevo estilo de vida en el que existan actividades que te alejen de tus tareas. Haz ejercicio con regularidad, no consumas estimulantes (alcohol, cafeína o tecnología de noche), busca apoyo emocional, pasatiempos, pasea por la ciudad o por el campo y practica técnicas de relajación, como el yoga o la meditación.
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