Vestido rojo ceñido y taconazo: Ivanka Trump supervisa la mudanza de su mansión de Washington

El próximo miércoles Joe Biden se convertirá en el presidente de los Estados Unidos, y Donald Trump en expresidente muy a su pesar; una posición que dejará más clara aún faltando a la toma de posesión del nuevo Gobierno, siendo el primer presidente que planta a su antecesor en 152 años. Deberá dejar la Casa Blanca tras un final de mandato ensombrecido por el asalto violento al Capitolio por parte de sus seguidores animados por el propio presidente y con el segundo impeachment -este ha salido adelante con 10 votos republicanos a diferencia del primero que no contó con ningún apoyo entre los miembros de su partido-, que se pondrá en marcha una vez que la administración Biden comience su andadura.

Todavía no está claro dónde vivirán los Trump. Al presidente, sus vecinos de Mar-a-Lago le han recordado hace unos días que no puede residir en el club social privado a tiempo completo según un acuerdo de 1993 que así lo establece, a pesar de que se cree que Melania ha supervisado parte de las obras que se han realizado en su residencia con la intención de trasladarse a vivir allí; y a Ivanka y a Jared Kushner les han vetado ya, probablemente antes de solicitarlo, la incorporación al club del exclusivo de Indian Creek. Allí, muy cerca de Mar-a-Lago, es donde se cree que piensan mudarse después de entender que volver a Manhattan era mucho más complicado que iniciar esta nueva etapa en otro lugar. En concreto, su idea es vivir en la mansión que la pareja le compró a Julio Iglesias por 25 millones de euros en esta paradisíaca isla de Florida.

Ellos seguro que tienen claro donde comenzar su nueva vida, y hace unos días Ivanka ha iniciado la mudanza. Ella misma se encarga de seguir la operación que supone dejar la mansión situada en el exclusivo barrio de Washington, Kalorama, a la que se trasladó con su marido y sus tres hijos cuando su padre llegó a la Casa Blanca. Esta semana se ha podido ver a Ivanka a las puertas de la vivienda -la misma en la que la pareja no permitía entrar a los miembros del servicio secreto para usar el baño, según acaba de publicarse- observando la marcha de la mudanza. Varios operarios han sacado cuadros de grandes dimensiones, parte de su colección de obras de arte, y decenas de cajas con pertenencias de la familia para introducirlas en un camión con dirección de Jersey City, y trasladarlas a un lugar aún desconocido.


Para comprobar cómo iba el proceso, Ivanka ha elegido un lookperfectamente apropiado si la idea es no cargar ni una caja: vestido ajustado de color rojo y manga corta y zapatos negros de tacón alto. Con su melena rubia peinada impecable, con un maquillaje de ojos ahumados, la hija favorita y mano derecha de Trump comienza a decir adiós a su vida en Washington. Lo hace sonriente, con su anillo de compromiso y una pulsera de hilo rojo en la muñeca. En la práctica tradicional de la Cábala se relacionada con la protección frente mal de ojo.

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