Ari Behn, ex marido de Marta Luisa de Noruega y padre de sus tres hijas, luchó contra la depresión toda su vida, pero, al final ésta le venció. Su suicidio, el día de Navidad de 2019, conmocionó al país. Escritor y artista plástico, con tendencia a la provocación y el exhibicionismo, su entrada en la Casa Real noruega al casarse con la princesa Marta Luisa, en 2002, fue conflictiva. Recibió numerosas críticas. Tiempo después reveló que padecía depresiones desde la infancia. Uno de esos periodos oscuros le llevó a quitarse la vida en su domicilio de Oslo, donde fue encontrado por la policía, el 25 de diciembre de 2019.
Fiel a su papel de artista bohemio, los episodios polémicos fueron muchos durante su matrimonio de 14 años con la hija mayor de Harald y Sonia de Noruega, hermana del príncipe Haakon, el heredero al trono. Llegó a posar desnudo en la portada de una revista noruega, “Se og Hör”, y poco después de casarse confesó sus problemas con el alcohol. Era adicto a las entrevistas polémicas: poco después de su divorcio declaró que, en la cena de celebración del Premio Nobel de la Paz, que se concede en Noruega, el actor Kevin Spacey (“House of cards”) le tocó los genitales.
Mientras estuvo casado, dijo que tanto él como Marta Luisa se veían con otras personas, se dejó filmar en un documental esnifando cocaína o protagonizando una “performance” disfrazado de mendigo en las calles de Londres. Siempre intentó, sin embargo, ser tomado en serio como artista, algo que parece que sólo logró tras su divorcio, en 2016. Behn escribió tres novelas, tres colecciones de relatos y tres obras de teatro. En 2018 publicó “Inferno”, un libro poco halagüeño con la familia real, en el que habla de su divorcio de la princesa Marta Luisa y de la depresión que sufrió y del sufrimiento para salir de ella.
Reacciones en el primer aniversario de su muerte
Sus padres, Olav Bjorshol y Marianne Solberg, que han guardado silencio en este primer aniversario, eran maestros y él era de origen danés. Llegó a Noruega, a la ciudad de Moss, al sur del país, con seis años. Sus padres se divorciaron en su infancia y se volvieron a casar cuando ya era adulto. Él y Marta Luisa tuvieron tres hijas: Maud Anjelica, de 17 años, Leah Isadora, de 15, y Emma Tallulah, de 12.
Aunque han pasado las últimas semanas en silencio, la mayor ha recordado, a principios de enero, el aniversario de su padre en su cuenta de Instagram, donde suele publicar llamativos dibujos que muestran que parece haber heredado el talento de su progenitor. “El 25 de diciembre pasado hizo un año del suicidio de mi padre. Hoy quiero hablar de mi dolor públicamente para ayudar a otros y ayudar con la prevención del suicidio. Aunque no quiero compartir todo el rato cómo me siento, quiero mantenerlo en privado”. Entre las reacciones a este mensaje figura la del novio de su madre, el chamán californiano Durek Verret, con un expresivo “Brava”.
Tanto Maud Anjelica como sus hermanas comparten en momentos muy puntuales su dolor. Las dos mayores se han convertido en verdaderas influencers. Maud Anjélica tiene 15.000 seguidores y Leah Isadora, que tiene un perfil dedicado al maquillaje y la belleza, 37.000, aunque nunca ha hablado del suicidio de su padre, a excepción del día del cumpleaños de éste. La mayor, que habló con gran entereza y sinceridad en el funeral, ha sido reconocida en Noruega con un premio, “La mujer más valiente del año”, por su compromiso para prevenir los problemas mentales. En el homenaje fúnebre a su padre asombró y conmovió con sus palabras. “Un suicidio no es culpa de nadie”, dijo.
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Hoy Marta Luisa parece haber consolidado su también polémica relación con el chamán californiano Durek Verret. Acudió junto a él y a la misa de Navidad, presidida por los reyes Harald y Sonia, que parecen haber aceptado la situación. Marta Luisa se sinceraba, hace unos días, con sus 124.000 seguidores de Instagram sobre cómo han pasado las navidades de este año ella y sus hijas y explicaba que, a pesar de que han sido diferentes, sí han conseguido disfrutar del espíritu navideño y han dado la bienvenida al amor y la felicidad además de a la tristeza. Y terminaba con un “permítete sentir la felicidad y mírate desde la perspectiva del amor”, junto a una foto de ella y Verek ante un árbol de Navidad.
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