Hace unos días mi hermana me mandó dos fotos. Una era de la científica Gretchen Goldman apareciendo a través de Zoom en un canal de televisión con solo su cabeza, hombros y chaqueta visibles en la pantalla de la televisión; la otra, era una toma lateral del mismo momento, pero desde este enfoque se aprecia toda la habitación: su portátil está subido a una silla del comedor, que hace equilibrios sobre la mesa del café. Bajo la chaqueta, viste pantalones cortos de ciclista y zapatillas de deporte.
Está rodeada por un gran desorden –juguetes, cajas, tazas y platos–. Para muchas mujeres y hombres que anteriormente trabajaban en una oficina, los límites entre la vida personal y la profesional son ahora tan borrosos que, en cualquier momento, cabeza y torso pueden adoptar una identidad diferente, a menudo contradictoria, de la que muestran las extremidades inferiores, mientras que el caos reina a su alrededor.
Si allá por la primavera tuviste que dejar abruptamente una existencia empresarial y una rutina predecible que aún echas de menos, o si anteriormente ya trabajabas desde una casa ahora invadida por niños y otros adultos cuyas escuelas u oficinas han cerrado, tal vez sientas que te estás volviendo loca en silencio, incapaz de llevar a cabo la menor de las tareas.
Es importante introducir pausas en el calendario
Desafortunadamente, lo que en un inicio parecía una medida temporal es probable que sea ya una situación recurrente que requiere ajustes a largo plazo. «Muchos de los directivos con los que trabajo no van físicamente a la oficina, pero siguen trabajando muchas horas», comenta la experta en negocios y ponente en las TED Talks, Margaret Heffernan. «Eso lleva a que hayan sacrificado su sensación de autonomía, y entonces se hace muy complicada la toma de decisiones. Los directivos se paralizan ante preguntas que no son especialmente complejas».
Heffernan sugiere que se introduzcan pausas en el calendario, como hacer videollamadas que duren 45 minutos para tener una ventana de 15 minutos antes de la siguiente, y no llenar impulsivamente ese tiempo contestando correos. «Antes podías ir caminando de reunión a reunión, o a ponerte un café. La geografía te daba tiempo de procesar y archivar mentalmente lo que acababas de hablar. Pero ahora ya no hay cambio de localización», señala.
«Todos los estudios sobre la multitarea demuestran que crea lo que los psicólogos denominan ‘lazos abiertos’: pasas a una nueva tarea sin acabar la anterior. Cuando intentas recuperar la información recibida en una llamada o reunión te resulta mucho más difícil porque no has finalizado el pensamiento asociado, o hecho un seguimiento». Es una sensación familiar en 2020, una densa nube de cosas incompletas que nos cubre, dejándonos ansiosas, indecisas y abrumadas.
Pero hay esperanza, y los cambios pequeños pueden marcar una gran diferencia. Heffernan recomienda que agendes (y hagas de verdad) «tres cosas que te gusten, cada semana», como manera de recuperar algo de esa sensación de control. También organiza momentos de café colectivos («esas conversaciones fortuitas que hemos perdido, con gente a la que echamos de menos») haciendo llamadas inesperadas para ver cómo le va a sus colegas.
Agenda tres cosas que te gusten cada semana
Sentirse atascada es normal en 2020. Tal vez acabes de comenzar en un nuevo trabajo o en los inicios de tu carrera, o tal vez hayas querido cambiar de rol o progresar, pero sientas que es imposible. La doctora Heejung Chung, que estudia el trabajo flexible, dice que buscar a un mentor es la mejor manera de avanzar a través de esta densa niebla. «Tienes que ser más proactiva en buscar una red social de apoyo –afirma–. En una oficina esas relaciones se pueden formar de manera natural. Ahora tienes que buscarlas intencionalmente». Si tu empresa no tiene un programa de tutorías, sugiere que se cree uno, o hazlo tú informalmente. Y si no consigues encontrar la ayuda necesaria, amplía tu horizonte.
Hay muchos elementos de este cambio al trabajo remoto que pueden beneficiar a las mujeres. «Prácticamente todas las empresas se basan en estructuras diseñadas para hombres», comenta Chung, quien cree que merece la pena resistirse al ansia de volver a la oficina, incluso cuando sea posible, mientras nos planteamos cómo queremos que sea el trabajo en el futuro. «Muchas organizaciones están empujando a que sus empleados vuelvan a sus puestos porque quieren mantener las formas de trabajo tradicionales».
Puede ser un buen momento para experimentar con algo nuevo
Según Heffernan, este momento difícil puede ser también una oportunidad para las personas de hacer que su trabajo sea algo que disfruten, o de experimentar con algo nuevo. «Si hacía tiempo que querías probar cosas diferentes en el trabajo, proponlas y pruébalas», sugiere. Mientras que es recomendable empezar con cambios pequeños e incrementales, en especial si no te sientes mentalmente fuerte, las buenas noticias son que «no hay reglas, porque nunca habíamos estado aquí antes. Nadie puede decir: «Ya probamos esa idea y fracasó».
Pensar como una autónoma es un paso positivo. Trabajo por mi cuenta desde hace 11 años, así que siempre he tenido que ser independiente en lo referente a avanzar mi carrera profesional. Tal vez veas que trabajar en casa es más tolerable si celebras las libertades que te aporta: la posibilidad de organizar tu propia agenda, de tomar descansos más frecuentes de lo que se permite en una oficina, de pasar tiempo al aire libre cada día, de rodear tu puesto de trabajo con objetos bellos de tu elección, y de sentarte cerca de una ventana, donde puedes dejar que sea la luz del sol la que marque tus ritmos circadianos y no la de una pantalla. Mejor, incluso, si simbólicamente puedes dejar todo cerrado tras una puerta o dentro de una caja al acabar el día.
Aplica esa mentalidad de autónoma también cuando llega la fiesta navideña de la empresa. Mi marido, que es fotógrafo, y yo solemos organizar una pequeña comida de autónomos, o una comilona solo para nosotros dos. Todos necesitamos una pequeña recompensa o un día señalado. Y mandar regalos del amigo invisible por correo es algo bonito, sobre todo este año.
Sin duda, deberíamos hacer que la bondad –con nosotras mismas, nuestros equipos y nuestros colegas– fuese el lema en 2021. Perdonémonos nuestra incapacidad para concentrarnos mientras que nuestras identidades luchan entre sí, y salgamos del paso, a través de todo este lío, para llegar a una nueva normalidad más sostenible. ν
Solo: How to Work Alone (and Not Lose Your Mind), de Rebecca Seal (Profile Books/Souvenir Press), ya a la venta.
Fuente: Leer Artículo Completo