En el manual de cualquier diva del pop que se precie hay un mandamiento que siempre debe figurar como el más importante de la lista: la reinvención. Un arte en el que Kylie Minogue está licenciada con honores, lo que le ha permitido durante sus más de 30 años de carrera tocar los palos más variopintos del espectro musical y salir airosa, desde el indie hasta el country. Dos años después de su exitosa incursión en el folk con el álbum Golden, la australiana regresa con un nuevo trabajo de título inequívoco: Disco (BMG). Para ello ha echado la vista atrás, concretamente hasta los efervescentes y contagiosos años 70, en los que la música llenaba las pistas al ritmo de melodías entonadas por Donna Summer, Diana Ross o Gloria Gaynor en el templo más icónico que nuestra memoria melómana puede recordar, Studio 54. Un espíritu de revival que hoy parece ser el hilo (musical) conductor con el que predican desde Dua Lipa a Jessie Ware o incluso The Weeknd y que tiene su explicación en las ansias de evasión del público.
Cada uno de los 16 temas que componen el nuevo disco de Minogue son, como ella misma explica “puro escapismo y euforia”. Como muestra, los dos primeros singles que han servido como presentación, Say Something y Magic, cuyos vídeos son un derroche de hedonismo y lentejuelas, bajo los destellos de una resplandeciente bola de espejos.
Compuesto desde su casa de Londres durante el confinamiento, a golpe de reuniones de Zoom y grabado en un estudio improvisado desde su cocina, el álbum es un regreso a sus raíces más discotequeras. Además, coincidiendo con el lanzamiento, la cantante, que acaba de ser elegida por el diseñador Marc Jacobs para protagonizar la campaña publicitaria de su colección o/i 2020, ha querido acercarse virtualmente a su público con Infinite Disco, un concierto en streaming en el que interpretó su nuevo repertorio y algunos de sus grandes éxitos.
Biopics con ritmo
En 2021 habrá tsunami de películas biográficas sobre grandes de la música: hemos visto el tráiler de Stardust, con Johnny Flynn en el papel de Bowie; Timothée Chalamet encarnará a Bob Dylan, dirigido por James Mangold. Y Madonna está escribiendo con Diablo Cody el guion de su biopic, que podría protegonizar (¿o tal vez elija a Julia Garner?).
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