Ha pasado un año y medio desde que la noticia nos pillara a pie cambiado. Alejandro Sanz y Raquel Perera no estaban pasando su mejor momento y, días después, ellos mismos confirmaban su separación. Y si bien es cierto que este verano, un año después de aquello, parecía que habría guerra entre ellos por el divorcio. Pero no. Reflexionaron y decidieron hacer las cosas bien.
Raquel aceptó venirse a Madrid para que el cantante pudiera estar más cerca de los niños. Y este aceptó pagar el alquiler de esa casa en la que la empresaria reside con los menores. Aclaradas las cosas y con todos los papeles firmados, parece que la relación entre ellos se encuentra en un punto calmado. Al menos, eso es lo que se deduce de las escuetas palabras que le ha sacado la prensa estos días.
«Los niños están muy bien, muy grandes, en el cole y disfrutando de Madrid también», explicaba sobre cómo se han adaptado a los cambios, que para ellos el proceso ha sido complicado (puede que más, incluso, que para los adultos). Con respecto a la posibilidad de seguir los pasos que ha dado su ex con Rachel Valdés, ella lo tiene claro: «Yo no me planteo rehacer mi vida amorosa, soy feliz igualmente, aunque no esté enamorada». Y añadía que, con Sanz, «la relación es buena, claro que sí, como debe de ser«.
No hace mucho, en esa exclusiva que concedió a la revista ‘Hola’, ya dejó claro que, para poder abrir una nueva etapa, necesitaba tener cerrada del todo la anterior. Algo que, por lo que acaba de manifestar, no ha conseguido del todo. Ahora quiere tranquilidad y disfrutar de la misma al lado de esos niños que son su absoluta prioridad.
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